Asimismo, traemos a la memoria la muerte del escritor e ideólogo del liberalismo José Peralta en 1937; y el natalicio de la heroína Manuela Sáenz,  en 1797 y  del industrial compatriota Evangelista Calero.

Eugenio Espejo, quiteño nacido en 1747, también brilló como abogado, publicista y bibliotecario.

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Por su visionario talento se publicó el periódico Primicias de la Cultura de Quito, que es el referente de tales faenas en nuestro país.

Indiscutible precursor por la independencia nacional,  murió de apenas 48 años.

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El admirado José Bartolomé Peralta vino al mundo en mayo de 1855, en una antigua jurisdicción que fue del  Azuay y ahora pertenece a Cañar.

Sobresalió por su talento de jurisconsulto, orador, periodista, intelectual y difusor de los preceptos de la  doctrina liberal.

Fundó y escribió para periódicos: La Libertad, La Razón, El Constitucional. Fue rector de la Universidad de Cuenca y ministro de Eloy Alfaro.

En su bibliografía constan: Para la historia, Raza de víboras, Eloy Alfaro y sus victimarios, entre otros títulos.

Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador, encarnó a la mujer americana de temple luchador, franca rebeldía. Desafió costumbres llenas de prejuicios de su época.

Cuando conoció a Simón Bolívar se convirtió en su compañera y permaneció junto al héroe en los días de gloria y también de derrota anímica. Incluso le salvó la vida en la fatídica ‘noche novembrina’ de 1828.

Combatida y odiada gratuitamente, expiró a los 59 años en Paita, Perú, en noviembre de 1856.

En la memoria de los guayaquileños aún está presente el trabajo pionero en la industrialización del calzado que realizó Evangelista Calero Gaibor, quien nació en Guaranda el 27 de diciembre de 1877 y dejó de existir en septiembre de 1954.

Instaló su primer negocio de calzado en Chimborazo y Aguirre, en 1895. Después ocupó otros locales, acorde al progreso de su empresa.

En Guayaquil fundó la Casa Matriz de la Organización Calero (1919) y la Compañía Anónima Sociedad Manufacturera de Calzado (1923).

Abrió sucursales en Quito, Ambato y Riobamba; laboró  con hábiles operarios  y sus talleres y almacenes acrecentaron prestigio, porque sus creaciones participaron en exposiciones de Buffalo, Boston, París, Bruselas, donde ganó algunos premios.

Calero fue senador de la Cámara de Industrias del Litoral (1933) y concejal de Guayaquil (1936). Recibió medalla  del Ministerio de Economía. Estuvo casado con Dilia Briones, quien lo ayudó en sus obras sociales.