Los damnificados luchan contra las bajas temperaturas de la región más pobre y desértica del país.

Miles de muertos y heridos es el saldo del terremoto de 6,3 grados en la escala de Richter que golpeó a Irán ayer.
 
Según la televisión estatal, el recuento de víctimas mortales podría aumentar en las próximas horas conforme avancen las labores de rescate entre los escombros, bajo los que permanece un número de víctimas que queda por determinar, pero que se teme alto.

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El terremoto sorprendió dormidos a los casi 100.000 habitantes de la ciudad, muchos de los cuales no llegaron nunca a despertar.

El seísmo provocó el corte inmediato de los servicios de agua y electricidad, y la suspensión de la línea telefónica con el resto de Irán, lo que dificultó las primeras operaciones de salvamento, que se desarrollaron en medio de la confusión.

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Según testigos presenciales, grupos de vecinos se congregaron ante sus casas destruidas para organizar la búsqueda de familiares y supervivientes, mientras otros gritaban y lloraban por la pérdida de sus seres queridos.

Según el gobernador de la provincia de Kerman –en la que se encuentra Bam–, Ali Karimi, los dos hospitales de la ciudad se desplomaron por el movimiento telúrico, que costó la vida a todo el personal médico de ambos centros.

La falta de instalaciones sanitarias obligó al traslado de los heridos a la capital regional, Kerman, para su hospitalización.

Testigos presenciales relataron que el traslado se realizó en helicópteros y convoyes de ambulancias.

Destruida histórica ciudad
Los habitantes de Bam, al sudeste de Irán, lloran sus muertos en las calles, mientras que los socorristas que llegaron al lugar están visiblemente desbordados por la  magnitud de la catástrofe.

Decenas de cuerpos retirados de entre los escombros yacen en el suelo de la ciudad histórica, importante joya del patrimonio cultural de Irán, cuya antigüedad se remonta a más de 2.000 años.

La ciudad vieja de Bam fue destruida en el 90%. Pocas casas están aún en pie.
“Por qué los socorristas tardan en venir. Si estuviéramos en Occidente, todos los medios habrían sido movilizados”, protesta un habitante.

Equipados con palas, numerosos habitantes de la ciudad intentan remover los escombros. No hay suficientes medios para extraer los heridos y los sobrevivientes que están bloqueados debajo de los escombros.

La mayoría de las casas de la región fueron construidas con tierra, adobe, y una mezcla de tierra y paja, por lo que no resistieron a la terrible sacudida.

“No tenemos ni agua ni alimentos”, afirmó una mujer de edad avanzada, cuyo velo negro, casi blanco por el polvo, la cubre de pies a cabeza como a todas las habitantes de esta ciudad.

La cólera reina entre los sobrevivientes, muchos protestan por la lentitud  de los servicios de rescate.

El cementerio de Bam presenta otro espectáculo de desolación.

Los habitantes que llegan posan los cuerpos de sus muertos, aún con sus ropas, y sin lavarlos como lo prevé el rito musulmán.

20.000 muertos
Es el saldo que hasta el día de ayer arrojaban los rescatistas iraníes.

50.000 heridos
Están recibiendo una precaria atención médica debido a la destrucción de los hospitales.

6,3 grados
En la escala de Richter fue la intensidad del movimiento telúrico. En 1990 Irán fue víctima también de otro terremoto, en aquella ocasión de 7,7 grados y que causó 35.000 muertos.

2.000 Personas
Han sido enterradas desde que ocurrió el terremoto en la ciudad de Bam.