Dos varones siameses que comparten hígado, colon y vejiga nacieron en el hospital "Fernández" de Buenos Aires, anunciaron hoy fuentes del sanatorio en lo que constituye el tercer caso de este tipo registrado en Argentina durante este año.
La directora del hospital, Liliana Voto, dijo que los siameses nacieron ayer y que uno de ellos "sufre problemas cardiovasculares y microcefalia", por lo que es asistido con un respirador mecánico.
"Existe algún tipo de posibilidad quirúrgica para separar a los niños", declaró la médica a los periodistas, pero advirtió que por el momento "hay un alto riesgo" de llevar a cabo esa operación.
"Como los niños comparten órganos, la descompensación de uno podría llevar a la descompensación del otro", comentó al respecto.
Los chicos, llamados Jano y Luciano, nacieron por cesárea y su madre se encuentra en buen estado, agregó.
Voto señaló que Jano y Luciano serán trasladados en las próximas horas al Hospital de Niños "Ricardo Gutiérrez", el mejor del país en la especialidad de pediatría, porque cuenta con los mejores recursos para separar a los siameses en caso de que se decida hacerlo.
La madre de los siameses, cuya identidad se mantuvo en reserva, reside en las afueras de Buenos Aires y tiene otros tres hijos, indicó.
"Los nacimientos de siameses responden a trastornos en el embarazo que se producen desde una época muy precoz y se da un caso cada 10.000 partos", explicó la médica.
El 28 de julio pasado nacieron en la capital argentina dos niñas siamesas que comparten el corazón, el hígado y el intestino delgado, por lo que resultó imposible separarlas.
Dos siamesas nacidas el 21 de junio pasado en San Juan, capital de la provincia argentina del mismo nombre, a 1.110 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, murieron poco después a causa de una infección pulmonar provocada por insuficiencia respiratoria.
Las siamesas sanjuaninas, que eran asistidas con un respirador artificial, compartían el corazón, los pulmones, el aparato genital y tenían dos cerebros, dos estómagos y dos columnas vertebrales que se unían en la zona inferior del cuello.
Los médicos consideraban imposible separarlas y las niñas habían nacido junto con un bebé varón normal en un raro caso de trillizos de los cuales dos eran siameses.