Los confesos narcotraficantes del desmantelado Cartel de Cali, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, vuelven a enfrentar el fantasma de la extradición a Estados Unidos, varios años después de haber sido capturados tras una reciente solicitud de la justicia de ese país.
 
Esta semana, un fiscal de la Florida acusó a los hermanos y otros nueve socios de conspirar para traficar cocaína a Estados Unidos e intentar distribuirla en ese país entre 1990 y julio del 2002, tratando de encubrir la droga en exportaciones de postes de cemento, verduras congeladas, madera, baldosas de cerámica, café y cilindros de cloro.
 
Esa acusación dio origen a una solicitud de extradición de los involucrados, que ya fue comunicada a la Fiscalía de Colombia el 16 de diciembre en una nota verbal.
 
La Fiscalía General procedió de conformidad a la petición del gobierno de Estados Unidos y dio trámite a los organismos competentes, indicó un comunicado del organismo.
 
El comandante de la Dirección de Policía Judicial (Dijin), coronel Oscar Naranjo, reveló este miércoles la detención de dos personas más de la organización criminal, sobre quienes pesan órdenes de captura de la Fiscalía por las solicitudes de extradición.
 
Personal de la policía adscrita a la Dijin ha capturado en las últimas horas a Harold Vélez Restrepo y a Luis Eduardo Contreras Soriano, afirmó Naranjo, a la Radio W.
 
Los hermanos Rodríguez Orejuela fueron detenidos por la policía en 1995, cuando no había ley de extradición. Se estima que en sus días de apogeo, el cartel de Cali era responsable del 80% de la cocaína embarcada a Estados Unidos.
 
El 7 de noviembre de 2002, Gilberto recuperó la libertad gracias a una reducción de pena, debido a su buen comportamiento, los trabajos y estudios realizados en la cárcel.
 
Pero en marzo de este año, fue recapturado en un proceso en el que fue condenado su hermano Miguel --también encarcelado-- por el envío de 150 kilos de cocaína a Estados Unidos vía Costa Rica en 1990.
 
Gilberto nunca admitió esa actividad ilegal, a pesar de haber confesado que se había asociado con su hermano Miguel para   delinquir en narcotráfico.
 
Los familiares de los hermanos Rodríguez Orejuela han rechazado las nuevas acusaciones de la justicia de Estados Unidos, que calificaron como producto de   sospechas o conjeturas, según apartes de una carta divulgada el miércoles por el periódico El Tiempo.
 
Ante los nuevos acontecimientos, el Instituto Nacional Penitenciario y de Cárceles (Inpec) trasladó a los capos del extinto Cartel de Cali desde la prisión de alta seguridad de Cómbita hacia un penal común, no precisado.
 
Con este antecedente de último momento... lógicamente se están impartiendo las órdenes para que se tomen medidas adicionales restrictivas y de seguridad con estos internos, explicó el miércoles el director del INPEC, general (r) Emilio Cifuentes, a Radio RCN.
 
Cifuentes reconoció que durante la reclusión en Cómbita, los Rodríguez podían recibir visitas de sus familiares y abogados y estaban autorizados para realizar llamadas telefónicas.
 
De tal manera, fácilmente ellos pueden a través de claves coordinar ciertas cosas, reconoció el jefe del INPEC, quien no afirmó que desde la cárcel se halla manejado una millonaria red de tráfico de drogas.
 
Ahora, la suerte de los Rodríguez está en manos de sus abogados y la Corte Suprema de Justicia. La última palabra sobre la extradición la tiene el presidente Alvaro Uribe.
 
Pero desde la llegada Uribe al poder en agosto de 2002, se ha acelerado esta práctica. Según contó a la AP un funcionario de la Embajada de Estados Unidos que pidió el anonimato, el gobierno de Uribe ha aprobado pedidos de extradición de más de 90 personas.
 
La extradición sólo fue repuesta en 1997, después de que fuera prohibida en la Constitución de 1991, en medio de la presión de las bombas y asesinatos realizados por narcotraficantes bajo el lema:   Más vale una tumba en Colombia, que una cárcel en Estados Unidos.