Dos niñas, de 13 y 14 años murieron ayer tras ingerir diablillos (pastillas de fósforo blanco que al ser frotados contra una superficie producen chispas). Estos se expenden libremente en las calles en esta época festiva.
Las menores, que fueron internadas junto a otros dos niños en estado crítico al hospital Roberto Gilbert Elizalde, murieron luego de una larga agonía.
Durante las festividades de Navidad y Año Nuevo se incrementan los casos de afectados por ingerir el producto que es altamente peligroso y puede causar daños permanentes en el organismo, especialmente al hígado y los riñones.
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La muerte no es inmediata ya que el fósforo blanco se esparce por el organismo hasta afectar a una serie de órganos que se deterioran poco a poco hasta colapsar.
El médico Enrique Valenzuela, director técnico del hospital Roberto Gilbert Elizalde, insiste en la necesidad de realizar una campaña en contra de la venta y uso de esta sustancia tóxica, ya que la intoxicación no solo se produce por ingerir el fósforo blanco sino también por inhalar el humo que emana al producirse su combustión.
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Los síntomas que se presentan son vómitos, mareos y altas temperaturas. Los médicos aconsejan que los padres deben tomar conciencia y prohibir a sus hijos jugar con este producto.
En diciembre del 2002 fallecieron nueve menores por ingerir esta sustancia.