Todo parece indicar que al margen de la duda de si las armas vendidas a Zimbabue llegaron a su destino o se desviaron a Colombia, lo que parece seguro es que se realizó “un mal negocio”.
En los datos periodísticos no se da a conocer cuánto recibió el Estado por esta venta. Por las dudas, se hizo una serie de investigaciones incluida una comisión a ese lejano país, costo que tampoco se dio a conocer.
Si se realiza un balance de pérdidas y ganancias de esa “transacción comercial”, sin considerar las jugosas “comisiones”, el saldo será negativo. Eso confirmaría que nuestro país ha tocado fondo, ganando con méritos la “medalla de oro de la corrupción”.
Publicidad
Dios nos ampare a los pocos que sí trabajamos y tratamos de proceder honradamente subsistiendo con sueldos miserables, o que nos dé el valor necesario para pedir rendición de cuentas a los gobernantes de turno, y obligar a trabajar a tantos que viven a nuestra costilla.
Alcides Maldonado
Quevedo