El nivel de las aguas descendió ayer en el sureste de Francia, tras las inundaciones que han matado a seis personas, pero no lo suficiente como para permitir que miles de residentes regresen a sus casas.

El clima desapacible mejoró el jueves y el viernes tras varios días de lluvias incesantes y fuertes vientos que hicieron estragos en el transporte aéreo, ferroviario y por carretera a lo largo del río Ródano y que ha dejado muchas casas cubiertas de fango y deshechos.

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Unas 15.000 personas han tenido que abandonar sus hogares.

“El descenso del nivel de agua del Ródano y las condiciones meteorológicas en las últimas horas nos permiten ser relativamente optimistas”, dijo la prefectura de la ciudad de Arles.

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En Arles, cientos de personas se vieron forzadas a pasar la noche en escuelas o en casas de amigos.
La parte norte de la ciudad, a unos 60 kilómetros al noroeste de Marsella, aún estaba cubierta por un metro de agua.

Evacuan cárcel
Las autoridades penitenciarias planeaban evacuar a 193 reclusos después de que el agua del Ródano inundara la prisión. “Es la primera vez que las condiciones meteorológicas extremas han forzado la evacuación de una prisión de este tipo”, dijo Charles Margnier de la unión de prisiones UFAP, quien agregó que los reclusos serían enviados a otras cárceles de la región.

Las inundaciones despertaron los recuerdos del 2001, cuando miles de personas en el norte de Francia sufrieron los efectos de las aguas durante meses.