Se acerca la Navidad y el fin de año, por consiguiente, el libre comercio de camaretas y petardos, convirtiéndose en un peligro para los vecinos de quienes fabrican y venden estos productos.
Es hora de que las autoridades y bomberos regulen y legalicen esta actividad en sitios seguros. No hay que decomisar los productos generando corrupción, clandestinidad en su fabricación, y quitando el sustento a gente pobre que espera estas épocas para obtener algo de dinero; sino que se debería controlar su elaboración en lugares autorizados y seguros.
La fabricación de explosivos se puede hacer fuera de la periferia de la ciudad, con todos los implementos de seguridad como en un sitio abierto con poca densidad poblacional, con extintores y barreras antiexplosivas de tierra (son de bajo presupuesto).
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La venta podría ser en la explanada de los estadios Modelo, Barcelona, o terrenos frente a la terminal terrestre. Con inteligencia y dedicación se puede organizar a esos comerciantes de petardos.
Ing. Javier Villacrés Manzano
Guayaquil