La organización ecologista Greenpeace-Rusia expresó este miércoles su desacuerdo con la renuencia de las autoridades rusas a ratificar el Protocolo de Kioto, que -aseguró- beneficia a este país.
 
El protocolo de Kioto "es de gran importancia económica y política", dijo la coordinadora de Greenpeace-Rusia, Natalia Oliferenko, un día después de que el Kremlin reiterara la inconveniencia de ratificar ese documento.
 
Andréi Ilariónov, asesor del presidente ruso, Vladímir Putin, dijo ayer martes que el Protocolo de Kioto en su redacción actual limita el desarrollo de la economía de Rusia.
 
"No podemos aceptar los compromisos que restringen el crecimiento de la economía rusa", señaló Ilárionov.
 
Aunque el Protocolo de Kioto ha sido ratificado por 118 países, no ha entrado en vigor debido a que necesita el apoyo de países que emitan al menor el 55% de las emisiones de dióxido de carbono.
 
Estados Unidos y Japón, que se negaron a firmar el Protocolo, emiten poco menos del 45% del total de gases contaminantes que producen el efecto invernadero, por la que la ratificación rusa es clave para la entrada en vigor de ese documento.
 
Según Greenpeace, la ratificación le reportaría a Rusia "considerables dividendos" por la venta de sus cuotas de emisión.
 
El verano pasado, la Unión Europea aprobó un sistema que permitirá a las empresas e industrias europeas comercializar sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases causantes del llamado "efecto invernadero".
 
Cada industria tendrá asignada una cuota de emisiones de gases que deberá reducir progresivamente y si logra disminuirlas por debajo de lo previsto, podrá vender esas cuotas a otras empresas que necesiten más tiempo para adaptarse a los niveles marcados.
 
Oliferenko recalcó que la ratificación de este Protocolo "serviría de estímulo para las industrias rusas en su traspaso al sistema de producción más moderna y menos nociva".
 
También subrayó que las empresas líderes en ese proceso "obtendrían cuotas equivalentes a inversiones".
 
Si Rusia sigue manteniendo su postura de no ratificación, "las potenciales inversiones en su totalidad se dirigirán a Brasil, Kazajistán, Ucrania, La India y otros países en vías de desarrollo", agregó la coordinadora de Greenpeace.
 
"Nosotros, en cambio, perderíamos las enormes posibilidades" que brinda ese pacto ecológico internacional, y "seguiríamos siendo un apéndice de materia prima para Occidente", resumió Oliferenko.