Tras la bruma otoñal, un sol brillante ilumina el paisaje de Astrid Bouteuil, una alemana madre de cuatro hijos establecida en París que pronto tendrá un padre oficial, nada menos que el aviador estadounidense Charles Lindbergh.
El estigma del “padre desconocido” figura en sus papeles desde su nacimiento. Pero este sábado, al cumplir 43 años, Bouteuil recibió lo que considera un “regalo enorme”: la certeza de que su padre es el héroe de la travesía del Atlántico sin escalas en 1927.
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Los análisis de ADN realizados hace algunas semanas por el Instituto jurídico-médico de la Universidad de Munich (sur de Alemania), cuyos resultados fueron publicados el viernes, prueban con una fiabilidad superior al 99% que Astrid Bouteuil y sus dos hermanos son hijos del aviador, fruto de una relación con Brigitte Hesshaimer, una fabricante de sombreros originaria de Munich.
Dyrk, de 45 años, David, de 36, y Astrid estaban desde hace años “absolutamente seguros” de su filiación.