Con centenares de turistas, vendedores de  camisetas y los infaltables manifestantes en contra y a favor, Sacramento, la  capital de California, se parece más un escenario de Hollywood, que a la  tranquila y monótona ciudad que acostumbra ser. 
 
Unos 7.500 invitados y más de 650 periodistas acudieron a la capital para  no perderse detalle de esta especial investidura en la que una estrella de  Hollywood, de origen austríaco y sin ninguna experiencia política se pondrá al  mando del Estado más poblado de Estados Unidos, quinta economía mundial. 
 
"Arnold te amo, quiero salir contigo", gritó la estudiante Rosa Calderón,  mientras Schwarzenegger firmaba autógrafos en la hasta ahora anodina capital  del Estado. 
 
A medida que los dignatarios llegaban frente al capitolio para una  ceremonia considerada "modesta", debido a la crisis fiscal de California para  la que sin embargo fueron invitadas cerca de 8.000 personalidades - entre  empresarios y políticos- la Polícia rodeaba el lugar con un fuerte cordón de  seguridad. 
 
Reporteros de cerca de 50 canales de televisión de todo el mundo - desde  Japón, Gran Bretaña, Australia, Alemania y obviamente Austria - se apostaron  desde temprano en la ciudad para trasmitir en directo la ceremonia. 
 
Un vendedor de camisetas se desprendía como pan caliente de T-shirts que  decían: "Arnold eres el uno", en las afueras del Hotel Hyatt, donde pernoctará  el líder republicano, durante los primeros días de su gobierno. 
 
"Yo creo que de verdad él es cool", dijo Zachary Anglen, de tan solo  nueve años, refiriéndose al héroe de las películas de acción. 
 
"Estoy contento de que sea el gobernador. El es un buen gobernador",  añadió. 
 
Pero no todos celebraban. Un grupo de manifestantes protestaba en las  calles de la ciudad de 400.000 habitantes contra el próximo gobernador, a quien  acusaban de "nazi", "bestia" y "acosador sexual". 
 
"California, república bananera", decía un cartel que mostraba a un  Schwarzenegger devorándose una banana. 
 
"Me opongo a que un hombre corrupto sea nuestro gobernador", dijo un  hombre, que pidió no ser identificado. 
 
Pese a las protestas y a la crisis fiscal galopante, lo que reinaba en  Sacramento este lunes era una atmósfera de optimismo. 
 
"El es una superestrella", dijo el alcalde de San Francisco, Willie Brown. 
 
"La victoria de Schwarzenegger puso a la capital del estado en el mapa",  titulaba una nota del periódico Sacramento Bee. 
 
"Recibo llamadas de todo el país y del mundo que me preguntan sobre el  gobernador electo Schwarzenegger y lo que sucede en la capital" del Estado,  dijo Jerry Westenhaver, gerente general del hotel Hyatt Regency en Sacramento. 
 
Steve Hammond, presidente de la oficina de turismo de la ciudad, espera el  año próximo un aumento de 20% en el número de visitantes, en su mayoría  deseosos de encontrarse con el gobernador. 
 
Algo que probablemente no sucederá con frecuencia, ya que Schwarznegger  cuenta con una corte de musculosos guardias de seguridad, que desde hace años,  lo siguen con celo a todas partes.