Argentina es el segundo país detrás de Japón con mayor índices de abulimia y anorexia, dos enfermedades signadas por graves trastornos alimenticios, según un informe de la Secretaría de Salud.

En Argentina, el porcentaje de personas que sufren las enfermedades es tres veces mayor que en Estados Unidos. 

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Este tipo de enfermedades aparecen particularmente en la adolescencia, entre los 14 y 20 años, una etapa en la que se desarrolla el cuerpo y cambia abruptamente, con lo que la autoimagen corporal evoluciona más lento que el crecimiento biológico. 

La anorexia nerviosa es una alteración de los hábitos y comportamientos de la alimentación en personas que tienen preocupación por la comida y un inmanejable temor a subir de peso, y que en general se perciben gordas a pesar de presentar un aspecto esquelético. 

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Puede provocar amenorrea en las mujeres e impotencia en los varones y hasta la muerte del enfermo que deja de alimentarse. 

La bulimia también deviene de una excesiva preocupación por el peso y forma corporal. El paciente siente una necesidad imperiosa por ingerir grandes cantidades de comida, generalmente de elevado contenido calórico, pero luego siente autorrepulsa y culpa y se autoinduce el vómito, entre otras estrategias, para mitigar el efecto de la ingesta.