La Iglesia Anglicana estadounidense consagró anoche a su primer obispo abiertamente homosexual, Gene Robinson, lo que amenaza con causar un cisma en la comunidad anglicana, con 70 millones de fieles en el mundo.
A sus 56 años, este padre divorciado de dos hijos decidió ignorar las amenazas de muerte y las advertencias de la jerarquía de su iglesia y aceptar su consagración en la ciudad universitaria de Durham, en el estado de New Hampshire, donde los conservadores anglicanos tienen previsto manifestar su oposición al nombramiento.
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“Sospecho que vendrán otras consagraciones y se recibirá abiertamente a personas gay y lesbianas en posiciones de liderazgo (dentro de la Iglesia). Pido por ello”, dijo Robinson en una entrevista televisada poco antes de la ceremonia, que durará varias horas.
Esa perspectiva condujo a los primados de 38 provincias de la Iglesia Anglicana, reunidos el mes pasado en una sesión extraordinaria, a advertir sobre un eventual cisma en ella.
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En una declaración final, advirtieron que si la consagración de este obispo homosexual tenía lugar, “el futuro de la Iglesia estará en peligro”. “Su ministerio no será reconocido por la mayoría del mundo anglicano y numerosas provincias podrán considerarse fuera de la Iglesia Episcopal de EE.UU.”, señalaron.
La oposición es vehemente en los países en desarrollo, entre los más conservadores, que consideran la homosexualidad como un pecado. En EE.UU., 24 obispos amenazaron abandonar su iglesia si Robinson se convertía en obispo.