Tres jueces británicos pidieron perdón por la “injusticia” cometida hace más de medio siglo con un preso, que fue ejecutado en el Reino Unido por un asesinato que, según siempre mantuvo su familia, no cometió.
George Kelly, de 27 años, fue colgado el 28 de marzo de 1950 por el asesinato del gerente de un cine y de su ayudante en Liverpool.
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El entonces Ministro del Interior rechazó una petición de indulto y el preso fue ejecutado, después de que la policía ocultase durante su juicio la declaración de un testigo que lo exculpaba.