Cinco ataques suicidas con coche bombas perpetrados ayer en Bagdad, en el inicio del mes sagrado de los musulmanes, el Ramadán.

Los atentados, que dejaron más de 224 heridos, tuvieron como blanco el edificio utilizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), donde fallecieron doce personas, y cuatro comisarías ubicadas en diferentes áreas de Bagdad.

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La cantidad de víctimas convierte a este 27 de octubre en el día más sangriento en la capital iraquí desde que cayó el gobierno de Saddam Hussein, en abril pasado.

Los primeros i nformes detallan que hay 26 civiles, entre ellos 2 niños y 19 mujeres, 8 policías y un soldado estadounidense muertos, pero se estima que el número real de víctimas sea mayor.

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Un agente de la sede del CICR dijo que se había utilizado una ambulancia en el ataque. “Aceleró a toda velocidad e intenté con mis brazos detenerla, pero chocó contra los bloques de hormigón situados delante del edificio”, dijo Sabah Ali Ihsan, agregando que “el conductor murió”.

La sede del CICR no estaba protegida por muros de hormigón colocados por la coalición alrededor de los principales edificios de Bagdad.

Policías iraquíes frustraron un sexto atentado en el barrio de Al-Jadida, donde interceptaron un auto con una tonelada de explosivos en su interior, conducido por un sirio.
El vocero de las autoridades militares estadounidenses, brigadier general Mark Hertling, afirmó que los ataques son realizados por extranjeros y que la red terrorista Al Qaeda de Usama ben Laden, está involucrada.

Las explosiones ocurrieron un día después del atentado contra el hotel Rashid, donde se hallaba el subsecretario de Defensa de EE.UU., Paul Wolfowitz, quien escapó sin ninguna herida. El presidente Gerge W. Bush dijo en una rueda de prensa que no consideraba el retiro de territorio iraquí a pesar del rechazo que protagoniza en esas tierras.