Pocas veces los distinguidos con los Premios Príncipe de Asturias han tenido entre ellos un factor común tan claro como el inconformismo y la defensa de las libertades y de los más débiles, como el compartido en la 23ª edición, celebrada ayer en el escenario del Teatro Campoamor de Oviedo (norte de España).
Joanne Kathleen Rowling, luego de recibir el Premio a la Concordia, defendió la moralidad de Harry Potter, el niño mago que le ha hecho vender 250 millones de libros en sesenta idiomas. Atacó, además, la intolerancia, la crueldad y la corrupción.
Publicidad
El filósofo alemán Jurgen Habermas (Premio de Ciencias Sociales) y las escritoras Fatema Mernissi, de Marruecos, y Susan Sontag, de Estados Unidos, que compartieron el de Letras, defendieron las ventajas del diálogo y la necesidad de evitar la violencia en las relaciones internacionales.
El presidente de Brasil, Luiz Inázio Lula da Silva, el periodista polaco Ryszard Kapuscinski, el teólogo de la liberación peruana Gustavo Gutiérrez, la etóloga británica Jane Goodall y el pintor español Miquel Barceló, quienes fueron premiados, disfrutaron de la ceremonia.