Por 25 millones de dólares cualquiera se puede hacer con Hickory Hill, la mansión que perteneció al ex presidente de EE.UU. John Fitzgerald Kennedy y que posteriormente pasó a manos de su hermano Robert Francis Kennedy.
 
Ethel Kennedy, de 75 años y viuda de Robert, decidió ponerla a la venta justo 50 años después de que la mansión fuera adquirida por el ex presidente.
 
Los 25 millones no sólo aseguran al futuro comprador las 2,5 hectáreas de la propiedad en la que se asienta Hickory Hill con sus doce chimeneas, dos piscinas, sala de proyección y pistas de tenis, sino también medio siglo de historia de una familia estadounidense que ha sido comparada a menudo con la realeza europea.
 
El nombre de Hickory Hill ha estado asociado al apellido Kennedy desde que en 1953 el entonces senador John Fitzgerald se casó con Jacqueline y la pareja decidió comprar la mansión situada en los alrededores de la localidad de McLean, en el estado de Virginia, un vecindario poblado por la elite washingtoniana.
 
Aunque John Fitzgerald y Jacqueline decidieron en 1957 deshacerse de la propiedad, construida a principios del siglo XIX, Hickory Hill siguió ligada a la dinastía al pasar a manos de Robert.
 
Robert se había casado en 1950 con Ethel Skakel, la hija de un acaudalado hombre de negocios que había fundado la empresa Great Lakes Carbon Corporation.
 
Hickory Hill ha sido testigo de la fulgurante ascensión de los Kennedy en el mundo de la política estadounidense de mediados del siglo XX así como de la trágica desaparición de las figuras más destacadas de la dinastía, con los asesinatos de John Fitzgerald (1963) y Robert Francis (1968).
 
Richard Reeves, periodista y biógrafo de John Kennedy, describió Hickory Hill en el periódico "The Washington Post" como París en los años 20.
 
"Había un gran vestíbulo de entrada y habitaciones en ambos lados con multitud de cosas sucediendo en todas: gente reuniéndose en una, niños jugando en otras, familiares comiendo en otra... Con esa gente nunca hubo una clara diferencia entre trabajo y juego", señaló Reeves.
 
No en vano, la agencia que ha puesto Hickory Hill a la venta, Washington Fine Properties, una subsidiaria de Sothebys International Realty, asegura que la mansión "es una casa muy, muy especial" que ha sido objeto de un gran cuidado por sus propietarios.
 
Suficiente para justificar los 25 millones de dólares cuando otras propiedades en el vecindario se han vendido por entre 4 y 11 millones.
 
Pero ninguna es tan grande ni, por supuesto, tiene el mismo significado histórico que Hickory Hill.