El 1 de este mes, a las doce del meridiano, todos los relojes se igualaron en su hora y dio paso a la compaña nacional a favor de la puntualidad, propuesta por la Corporación Participación Ciudadana, en las veintidós provincias del Ecuador.
En dicho acto participaron connotadas personalidades, con la oposición esporádica de ciertos diputados que manifestaron públicamente que los medios de comunicación estaban haciendo plataforma política a la dirección de dicha Corporación, y no siendo de su agrado esta iniciativa que tenía como único fin que la ciudadanía, sin distingo alguno, sea disciplinada en la puntualidad.
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Loable iniciativa que fue muy aplaudida por muchos ciudadanos, pero ahora lamento decirlo que no estamos cumpliendo con el compromiso moral y ético adquirido; pues vemos cómo, en especial muchos personajes públicos, continúan en su desordenada actuación, acudiendo a los diferentes actos después de la hora señalada.
En esta falta también incurre el Primer Mandatario del país, lo cual debe corregirse a través de los responsables que organizan su agenda de trabajo presidencial.
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Ojalá que si todos estamos inmersos en esta actitud, la corrijamos y se cristalice el anhelo muy saludable, de no permitir que la puntualidad sea un mito.
Ab. Adolfo Torres Navarro
Guayaquil