Los medios holandeses saludaron ayer de forma unánime la decisión del príncipe Johan Friso de renunciar a sus derechos sucesorios para casarse con su novia Mabel Wisse Smit. Fue la mejor solución luego de que el hijo de la reina Beatriz y su prometida no dijeran la verdad acerca de una relación anterior de Mabel con un conocido criminal, reseñaron los periódicos.
La pareja, comprometida desde junio, anunció el viernes que no pediría autorización al Parlamento para casarse en abril del año próximo. Con esta medida, el príncipe renuncia de manera automática a una posible sucesión al trono de Orange ocupado por Beatriz y que heredará su hijo mayor, Guillermo Alejandro. “Se evitó en el último segundo una crisis constitucional”, comentó el Algemeen Dagblad, ya que el peligro de que el Parlamento rechazara la boda era muy grande. El caso, bautizado como Mabelgate, se podría haber evitado si la prometida hubiese hecho público mucho antes el verdadero carácter de su relación con el gángster Klaas Bruinsma.
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“Las mentiras de la pareja a la reina Beatriz y al primer ministro (Jan Peter) Balkenende (...) eran tan graves, que se dañó la base de confianza. Con ellas dañaron a la monarquía”, escribió De Telegraaf. “Los hechos se convirtieron en un drama para todos los implicados”, señaló Volkskrant. El periódico trazó un paralelo con la princesa noruega Mette-Marit, que antes de su boda con el heredero Haakon (2001) informó sobre su polémico pasado.