Nuevamente surge la polémica sobre el uso de agentes anabólicos esteroides en los deportistas.
Independientes de que si fueron usados para tomar ventajas físicas, por su acción sobre los otros competidores, o si fue para tratar una lesión sin asesoramiento médico, sea por falta de información general que debería darse a todo atleta, cualquiera que sea el deporte que practique; eso implicaría el uso por cuenta y riesgo del deportista o por falta de conocimiento de estos aspectos por parte del médico que recomendó la prescripción.
Los anabólicos esteroideos (hormonas sintéticas análogas a testosterona) tienen dos acciones: andrógena, con la que se forman los caracteres sexuales masculinos como voz profunda, crecimiento de vello facial, etcétera; y anabólica, que se refleja en el crecimiento de tejido, pues estimula el desarrollo de la masa muscular, crecimiento de huesos...
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Habida cuenta de que existen algunos regímenes para el uso de esteroides anabólicos, estos son utilizados por atletas con “experiencias” en su uso, sin que salgan positivas en pruebas antidopaje; como por ejemplo, en el ciclo de seis semanas. El deportista elabora su calendario de participación competitiva y planifica según el deporte el uso de la sustancia durante el año con la posibilidad de ser sometido a una prueba antidopaje, por lo que el atleta realiza ciclos de empleo y abstención de la sustancia.
Otro hecho importante es que los deportistas que recurren a estas sustancias las utilizan en dosis exageradas habida cuenta que el organismo forma diariamente 7 mg de testosterona, estos deportistas usan del equivalente de 5 a 100 veces la citada cantidad, lo que lleva al aparecimiento de efectos secundarios dañinos como problemas hormonales, digestivos hepáticos, hipertensión arterial, hipertrofia cardiaca, hipercoagulabilidad sanguínea; y en los atletas jóvenes aceleración de la maduración, con cierre prematuro de las placas de crecimiento óseo, y en las mujeres masculinización irreversible. Además de la dependencia psicológica.
Todo esto debe llamar la atención de las personas que forman parte del cuerpo técnico, y que están más cerca del deportista. Lamentablemente en nuestro país no se realizan controles aleatorios y eventuales a los atletas, pues no existen laboratorios que los realicen y tienen que enviar las muestras al exterior, lo cual es muy oneroso.
Dr. John Ferruzzola Medina
Guayaquil