P: ¿Qué pasó con su interés para comprar medios de comunicación para el régimen?<br /> R: Fue parte de una estrategia global. Estábamos analizando que nadie se interesaba por El Telégrafo y decíamos que era el decano de la prensa nacional, pero si nadie se interesa nosotros demostremos nuestro interés a ver si levantamos el patriotismo de la gente y a ver si sale alguien. En buena hora ha habido voces guayaquileñas que se han alzado y yo realmente felicito ese civismo. Entonces, viendo el interés, nosotros nos hacemos a un lado. Si alguien dice que estoy rectificando, que lo tome como rectificación, pero me queda la satisfacción de que de alguna manera ayudamos, motivamos a que se levante ese espíritu guayaquileño para que el medio vuelva a ser lo que siempre ha sido.P: ¿El Gobierno está consciente de todo lo que implica comprar un medio de comunicación como El Telégrafo? Hay que manejar una línea editorial, gastos operativos, recursos humanos. Puede producirse una competencia desleal, porque un medio oficial tendría la exclusiva del Presidente, los decretos antes que otros medios. Sería un periodismo “militante”, porque el Gobierno no aceptaría críticas en El Telégrafo si usted lo controlara. ¿O sí?<br /> R: Usted tiene errores de concepto. Primero, actualmente el periódico es del Estado, el cual les dio a los banqueros corruptos como 5 mil millones de dólares, entonces muchas cosas son del Estado, el Estado no tiene que pagar, porque ya pagó. Uno de los medios que más critican al Presidente es El Telégrafo y no hemos hecho absolutamente nada para evitarlo, esa es una demostración clarísima de que respetamos y fomentamos la libertad de expresión. Si no hubiera habido ningún interés guayaquileño de adquirir El Telégrafo, nosotros teníamos el plan de que lo administrara una empresa privada, una fundación, es decir en ningún momento iba a estar el Estado ahí, en ningún momento iba a estar mi mano ahí; una fundación totalmente privada y que el diario tenga un buen espacio para cultivar valores, conceptos de ciudadanía, meter con mucha fuerza el combate contra la corrupción.P: ¿Una fundación como las del Municipio de Guayaquil?<br /> R: Una fundación como tantas que existen en el país, una fundación altruista con gente guayaquileña, con periodistas guayaquileños.P: Y la publicidad para financiar el periódico, ¿cómo la iban a hacer?<br /> R: Igual que en los otros periódicos, nosotros tenemos una gran austeridad en cuanto a gastos de publicidad.P: Pero se proclama austeridad y se gasta plata en esta revista, donde hay publicidad del Estado (el entrevistador muestra al Presidente la nueva revista de Sociedad Patriótica, el partido de gobierno).<br /> R: (El Presidente toma la revista, la observa). Esto no es del Estado.P: ¿Le parece ético que haya publicidad estatal en una revista de Sociedad Patriótica? Mire la publicidad, Corpecuador, Petrocomercial...<br /> R: Pero esto no es del Estado, es una revista de Sociedad Patriótica...P: Con mayor razón, señor Presidente, porque el Estado que usted dirige le está dando publicidad al partido que usted dirige... Además hay culto a la personalidad, porque los funcionarios se hacen tres, cuatro fotos cada uno, mire. ¿Así manejarían El Telégrafo?<br /> R: No, de ninguna manera.P: ¿Pero usted acepta que hay publicidad del Estado para su partido? ¿Le parece ético?<br /> R: Lo que le puedo decir es que difícilmente yo puedo estar controlando todo, yo no he sabido de esto.P: ¿Éticamente está bien?<br /> R: No está bien, pero obviamente eso sale de los límites de control del Presidente, a mí hábleme de las grandes cosas, pregúnteme de la inflación, del sector petrolero, de la ley salarial, pregúnteme de las grandes cosas, cómo me puede preguntar a mí de una revista...P: Pero es la revista de su partido, señor Presidente...<br /> R: Usted está totalmente equivocado, lo digo con todo respeto pero con toda frontalidad. El Telégrafo no lo iba a manejar el partido, si hubiera adquirido el Estado era del Estado y yo en tres años me voy y no me iba a llevar El Telégrafo porque quedaba para el Estado; el Estado somos todos, el Estado es usted, yo, los 13 millones de ecuatorianos. Entonces usted comete un error de concepto, posiblemente sin mala intención, pero obviamente podría orientar una opinión equivocada de la gente que va a leer su entrevista, porque tiene obviamente análisis equivocados. Repito, si ese periódico lo hubiéramos querido nosotros –porque estábamos hablando de posibilidades–, ahí usted vería cómo lo ibamos a administrar, y ahí critíqueme.