“La obligación y el privilegio de encaminar a los niños en la fe recae, por mandato divino, sobre los padres. Por lo tanto, es un asunto familiar que involucra el amor de los propios progenitores para con Jehová Dios y su deseo de inculcar este amor en sus hijos, por palabra y por ejemplo, estudiando la Biblia juntos”, dice Marco Brito, miembro de la sucursal del templo Los Testigos de Jehová.
De esta forma, en la Iglesia de los Testigos de Jehová se cumple el mandato que dicta el libro de Deuteronomio en el capítulo 6, versículos 6 y 7: “Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que estar en tu corazón; y debes inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas en tu casa y cuando andes por el camino, también cuando te acuestes y cuando te levantes”.
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La Sociedad Testigos de Jehová provee una amplia gama de literatura, videos y otras ayudas dirigidas a los niños y jóvenes. Los temas abarcados se basan en los consejos de la Biblia sobre el respeto y amor a Dios, a sus padres, a las autoridades gubernamentales, normas morales, incluye temas sobre sexualidad, uso indebido de drogas, el desarrollo de su personalidad, entre otros.
De hecho, indica Brito, recientemente se presentó en catorce ciudades del Ecuador, a un auditorio de más de 90.000 personas en conjunto, la nueva publicación titulada Aprendamos del Gran Maestro. Sus 256 páginas incluyen más de 230 ilustraciones.
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Las reuniones y asambleas que celebran los Testigos de Jehová involucran a toda la familia, y no hay instrucción separada por edades. La Escuela del Ministerio Teocrático es una reunión semanal que se celebra en todas las congregaciones en el mundo, la cual incluye cursos de oratoria y enseñanza pública en los que participan millones de niños tan pronto como aprenden a leer.
El bautismo por inmersión en agua es otra de las ceremonias de esta Iglesia, y es mediante la cual todo Testigo de Jehová formaliza su dedicación personal a Dios. “La oportunidad de bautizarse está disponible para los niños y adultos que han adquirido un conocimiento básico de las verdades bíblicas, y más importante aún, demuestran por su conducta y sus expresiones personales que desean voluntariamente dedicar sus vidas al servicio del Creador”, anota Brito.
No existe una edad específica para el bautismo, pero, siguiendo el modelo establecido en las Sagradas Escrituras, la persona debe tener edad suficiente para estar consciente del paso que está dando, pues es una decisión sagrada, voluntaria, desde el corazón, y no hay lugar para presión u obligación. Hay niños que lo han hecho a temprana edad, como por ejemplo a los 7 años, otros lo hacen al comenzar la adolescencia, etcétera.