Argentina es el segundo país detrás de Japón con mayor índices de bulimia y anorexia, dos enfermedades signadas por graves trastornos alimenticios, según un informe de la Secretaría de Salud de Buenos Aires.
Además, el porcentaje de personas que padecen en Argentina estas enfermedades es tres veces mayor que en Estados Unidos, según el trabajo elaborado por la Red Interhospitalaria de Trastornos de la Alimentación (RIHTA) de la capital argentina.
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"Argentina tiene después de Japón, la mayor incidencia mundial de anorexia y bulimia, enfermedades alimenticias que afectan a alrededor de siete millones de mujeres y un millón de hombres en todo el mundo", sostiene el informe.
Según la Red, este tipo de enfermedades aparecen particularmente en la adolescencia, entre los 14 y 20 años, una etapa en la que se desarrolla el cuerpo y cambia abruptamente, con lo que la auto imagen corporal evoluciona más lento que el crecimiento biológico.
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Según el informe, "una de cada diez adolescentes argentinas sufre algún desarreglo alimenticio".
En la actualidad, equipos interdisciplinarios distribuidos en hospitales y centros de salud porteños, atienden a unos 400 pacientes y a sus familias, según los investigadores.
José Luis Martínez, psicólogo del porteño Hospital Fernández, e integrante de la RIHTA, explicó que "en estas patologías los aspectos psicológicos, clínicos y nutricionales están relacionados, como lo debe estar la interdisciplina del tratamiento".
"La incidencia aumenta año tras año y se ha extendido cada vez más entre los varones y, por ejemplo, en el hospital Argerich (en Buenos Aires) se atienden pacientes a partir de los 20 años, llegando a darse casos de personas de hasta 40 años que nunca fueron tratadas anteriormente", advierte el trabajo.
La anorexia nerviosa es una alteración de los hábitos y comportamientos de la alimentación en personas que tienen preocupación por la comida y un inmanejable temor a subir de peso, y que en general se perciben gordas a pesar de presentar un aspecto esquelético.
Puede provocar amenorrea en las mujeres e impotencia en los varones, y llevado al extremo hasta la muerte del enfermo que deja de alimentarse.
La bulimia también deviene de una excesiva preocupación por el peso y forma corporal. El paciente siente una necesidad imperiosa por ingerir grandes cantidades de comida, generalmente de elevado contenido calórico, pero luego siente autorrepulsa y culpa y se autoinduce el vómito, entre otras estrategias, para mitigar el efecto de la ingesta.