Así como en abril pasado frente a Venezuela, o como en Wimbledon con los británicos, o en La Habana contra Cuba y tantas otras series de Copa Davis, el mayor de los Lapentti puso el pecho y toda la garra que lo caracteriza para empatar una serie que se nos iba de las manos.

Ante el gigante de casi dos metros Hanescu, Nicolás demostró toda la experiencia y estupenda resistencia física que lo distingue en los partidos que representa a Ecuador.

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La muerte súbita del cuarto set fue de infarto y únicamente las enormes ganas y casta de Nico pudieron remontar cuatro puntos de partido y serie a favor de los rumanos, para en la quinta manga dominar a la raqueta número uno visitante de manera nítida.

Esto es una muestra de los buenos síntomas que significa la influencia de Andrés Gómez como entrenador de nuestra principal raqueta.

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Ahora esperamos que Giovanni se acuerde de la gloria que alcanzó en la catedral del tenis, Londres, en el 2000 y en el club Buenavista de Quito en febrero de este año, para definir la dramática e intensa serie que nos ha tocado vivir estos días en el frío y no tan concurrido Quito Tenis.