En las actuales circunstancias en que el país se debate en el gran problema por el  caos que afecta a la clase más desprotegida, desempleada, sin educación, salud ni vivienda; es incomprensible que encima de tantas calamidades nos demos el lujo de no poder tener Contralor de la nación.

Estamos dando más leña para que, especialmente bancos prestamistas del mundo, nos prendan fuego y con sobrada razón nos tengan como un país corrupto por excelencia.

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Si el Congreso no puede nombrar un personaje que llene sus expectativas, debe dejar que otras instituciones lo hagan, pueden ser las universidades politécnicas, colegios de economistas, etcétera, pero tiene que nombrarse al Contralor por el bien del país, y como ejemplo para las futuras generaciones.
Ramón Méndez
Durán