Cuando un futbolista celebra su gol, piensa y siente muchas cosas, es un juego de emociones que se traslada hasta las gradas e incluso pasan fronteras. El sábado pasado, por ejemplo, cuando Giovanny Espinoza y Carlos Tenorio gritaron por los tantos que le dieron a Ecuador la victoria ante Venezuela rumbo al 2006, ambos tuvieron un gesto diferente: el uno besó su alianza matrimonial, el otro se sacó la camiseta para lucir otra que llevaba dentro.