Entre el 8 y el 11 de febrero de 1958, Puerto Villamil estuvo en poder de los amotinados de la colonia penal.

Los penados estaban listos para la práctica de la comedia que simulaba una fuga. Gerardo Medina Estupiñán, Patecuco, dirigía el grupo y se encargó de brindarle al sargento, jefe del campamento penitenciario Alemania, dos copas de trago traído de Puerto Villamil. Los presos también se sirvieron una copa y agarraron las armas de los doce celadores. El ocaso dorado se perdía en el mar de Galápagos, el 8 de febrero de 1958, y policías y convictos se aprestaban al ensayo.