A todos y cada uno de sus integrantes, el país les debe un profundo agradecimiento, porque nos han devuelto con creces el apoyo que recibieron.

Sobreponiéndose a cualquier limitación, a la falta de presupuesto y a pugnas estériles, ellos hicieron su trabajo, y lo hicieron bien.

¿Pero cómo se explica esta sucesión de éxitos deportivos que el país ha alcanzado en años recientes? ¿O es pura casualidad acaso que en tan poco tiempo se hayan juntado nuestra primera medalla de oro olímpica, nuestra primera participación en un Mundial de fútbol y nuestro mejor rendimiento en los Juegos Panamericanos?

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En parte quizás se deba a que nuestros deportistas en general asumen una orgullosa actitud de representantes del país en el exterior, con lo que su esfuerzo se duplica. Pero quizás, más importante aún, es que encuentran mayor apoyo de una población que asume como propio su esfuerzo de campeones, lo que ayuda a vencer obstáculos que siempre aparecen.

Si ese es el secreto de estos éxitos recientes, aprendamos la receta y apliquémosla a otros campos.

Porque existen miles de jóvenes ecuatorianos que arden en deseos de ofrecerle al país triunfos no solo en el ámbito deportivo sino también el de las artes, la ciencia y la tecnología, pero necesitan que el país y sus autoridades asuman una actitud distinta para lograrlo.