Las celebraciones de San Jacinto de Yaguachi se hicieron en medio de recogimiento y algarabía.

El olor a sahumerio quemado en dos  pequeñas vasijas fue el aroma que se expandió a la entrada de la iglesia de San Jacinto de Yaguachi, donde cientos de creyentes acudieron ayer desde temprano para celebrar las fiestas del santo patrón de esta ciudad.

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 Los fieles, provenientes de las provincias de Cañar, Azuay, Manabí, Pichincha, Bolívar, entre otras, llegaron con flores y dinero para entregárselos como ofrendas al santo.

Virgina Torres, es una de las creyentes que viajó desde la provincia del Cañar, junto a ocho familiares, para agradecer a San Jacinto por los favores otorgados.

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Luego de escuchar la misa, se integró a la larga fila de fieles que deseaban tocar parte del vestuario o los pies del santo. Cuando le tocó el turno, acarició la imagen, se persignó y sacó de su bolsillo las fotos de sus ocho hijos y las dejó debajo de la manta en la que se encuentra la figura.

“Él me curó el dolor que por mucho tiempo tuve en mis piernas y a cambio le prometí, hace un año, que vendría a visitarlo, ahora dejo las fotos de mis hijos para que los cuide”, dijo.

Mientras los fieles demostraban su fe y devoción dentro del santuario, afuera los comerciantes aprovecharon  para vender sus productos y los estudiantes de la jurisdicción y de otros cantones formaron su propia fiesta.

Las mesas de los puestos informales estaban llenas de alternativas de sal con platos representativos como el seco de chivo, gallina, hornado; y de dulces como roscones, roscas, melcochas y membrillos para los visitantes.

Pero en dos ocasiones la actividad comercial se vio interrumpida por los escándalos propiciados por  alumnos y pandillas que se dedicaron a pelear y quitar las pertenencias de otros.

Un estudiante del colegio Abdón Calderón, de Milagro, quien no quiso identificarse, fue despojado de su maleta mientras caminaba con un grupo de compañeros.

Ellos, al ver a los miembros de seguridad de la iglesia que se acercaban con barrotes a separarlos, huyeron, mientras que en el centro del cantón un carro de la policía, con cuatro efectivos, y ajeno a la reyerta, rondaba  los bares, restaurantes y discotecas.        

ENTORNO
Discotecas

En las discotecas, fijas o improvisadas que hay en esta población, se cobraba la entrada a 1 dólar por pareja y se expendía libremente bebidas alcohólicas a los estudiantes, desde la mañana. La policía intentaba realizar un control de esta situación.

Cierre de calles
Los comerciantes para instalar sus puestos de comida y otros productos cerraron algunas de las vías principales como la calle Calderón, Cone, Rocafuerte, Sucre, entre otras.

xcursionistas
En la tarde llegaron al cantón catorce extranjeros  provenientes de Alemania, Dinamarca, Estados Unidos e Inglaterra, quienes iban a realizar un paseo en carro hasta Alausí para luego abordar un  tren y subir a la Nariz del Diablo. Ellos aprovecharon su paso por la jurisdicción para filmar y tomar fotos de la festividad. Asimismo, frecuentaron uno de los locales de comida para descansar y tomar unas cervezas.