Existen cientos de máquinas electrónicas o juegos de azar en la ciudad.
Se dice que hay 50% de ganar e igual porcentaje de perder. Al jugar $ 10 se puede ganar o perder $ 5, pero en realidad uno gasta los $ 10.
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De las 10 mil jugadas que realiza la máquina, solo cancela 10%, es decir 1.000 jugadas de premios bajos, y de esta incluye el 0,1% de premios altos, es decir solo 10 premios en una semana o diez días.
Eso significa que no hay suerte ni azar, sino simples programas comerciales de computadoras diseñados para sacar dinero a ingenuos.
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Si alguien alguna vez gana, es porque le tocó la posibilidad 0,01%, pero la máquina habrá producido 1.000 veces más de lo que a uno le haya pagado, y esa posibilidad remota implica que todos los demás jugadores sigan apostando hasta el momento que le llega su turno, y hayan gastado su plata de la comida por un vicio.
Ing. José Inca
Guayaquil
Ludópata, palabra que poco se utiliza en nuestro medio, significa adicción al juego, vicio o enfermedad mental de las apuestas.
Cuando yo era niño me gustaba insertar plata en esas maquinitas tragamonedas, con la ilusión de ganar dinero; y a esto es lo que muchos chiquillos de hoy se dedican en el medio. Si tienen suerte y ganan, acudirán a repetir la hazaña y muy pronto habrán gastado todo.
Las tragamonedas y los demás juegos de azar son exclusivos para adultos, y su instalación debería hacerse en casinos autorizados; pero repudio que existan individuos inmorales que se aprovechen de los menores para lucrar con este negocio en las calles de la ciudad. Las autoridades encargadas, que dicen llamarse competentes, deberían hacer cumplir la ley respecto a esto.
Ing. Javier Barragán R.
Guayaquil