Hoy, las alcaldías cumplen tres años dentro del periodo 2000-2004. La mayoría de cantones  continúan en el abandono. Este Diario visitó cuatro de ellos para constatar sus realidades.


Sozoranga se queda sin habitantes

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Son las 11h00 del miércoles 6 de agosto. Es un día soleado y con una brisa fresca, de esos días que animan a salir de casa para realizar cualquier actividad; sin embargo, en Sozoranga no ocurre eso. Las calles de este cantón, enclavado en un pequeño valle rodeado de cerros erosionados, están vacías.

El silencio que se percibe se rompe solo cuando llega un bus de transporte urbano procedente de otras poblaciones de la provincia de Loja. La mayoría de las puertas de las viviendas están cerradas con gruesos candados.

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En medio de la soledad, aparece Segundo Torres, de 86 años, quien camina por las calles adoquinadas rumbo a uno de los tres locales que funcionan en el Mercado para “comprar algo para la comidita”.

Al preguntársele el porqué de la soledad del pueblo, el anciano responde: “Casi toda la gente se ha ido de aquí porque no hay fuentes de trabajo... no hay futuro para los jóvenes”.

Y hace una pausa y revela, con voz entrecortada, que de sus ocho hijos, seis han emigrado a Estados Unidos, España y otras ciudades del Ecuador en busca de trabajo. Ellos le mandan dinero para poder subsistir.

A una cuadra está Janeth Merino, de 35 años. Ella es una de esas personas que constantemente viajan a otras ciudades para trabajar y poder darles educación y alimento a sus tres hijos, que quedan al cuidado de su madre.

Prefiere trabajar en Riobamba porque en su pueblo –confiesa– solo pagan 20 dólares mensuales por hacer las tareas domésticas.

Sozoranga se erigió como cantón hace 25 años con una población de 25.000 habitantes. En la actualidad viven 3 mil en la zona urbana y otra cifra similar en las parroquias rurales Nueva Fátima y Tacamoros, según el alcalde Orly Renán Flores.

“La masiva emigración ha sido la respuesta silenciosa al abandono de los gobiernos a este cantón fronterizo”, explica el alcalde Flores.

La mayoría de los pobladores son ancianos y mujeres que han quedado al cuidado de los menores, pues los jóvenes han salido al extranjero.

En la ciudad contrastan casas con arquitectura moderna y otras que tienen las señales del paso del tiempo.

Las viviendas nuevas han sido levantadas con dinero procedente de las remesas, asegura el Alcalde, quien considera que esa es la principal fuente de ingresos de la gente.

Hace dos décadas el cultivo del café tuvo su apogeo, pero ahora solo pocos agricultores se dedican a esa actividad.

La autoridad reconoce que durante sus tres años de alcaldía ha sido poco lo que ha hecho para embellecer la ciudad y justifica aquello al “reducido” presupuesto que percibe al año (500 mil dólares).

Un grupo de moradores consultados afirma que en estos años Sozoranga no ha tenido obras, pero no culpan de esto a las autoridades locales, sino al abandono de los gobiernos de turno.

Flores señaló que en varias ocasiones ha intentado subir los impuestos municipales, pero no lo ha podido hacer porque hay gente que no puede pagar. Al año recibe 10 mil dólares por ese concepto.

Allí solo existe un pequeño parque y en su coliseo la gran cantidad de polvo demuestra que ya no se realizan eventos. La línea telefónica es privilegio de 20 familias.