¿Hasta cuándo tanto abuso?
Parecería que en cada cargo se recibe un feudo.
Por gratitud, a lo mejor, se enrolan en gobiernos a parientes, amigos y cofrades, que repiten la misma historia: se reparten un país.

El peor y más perverso de los cinismos se revela cuando los acusados de nepotismo y corrupción, alegan: “Que me lo demuestren”.

De estos hechos flagrantes deben darse las herramientas necesarias para que el Congreso Nacional destituya a todo diputado inmiscuido en cualquier delito de coacción.
Ing. Carlos Saavedra Idrovo
Guayaquil