Miles de personas rodearon este miércoles la legislatura de Hong Kong para protestar contra el gobierno por su planeado proyecto de ley antisubversiva, aumentando la presión sobre el jefe del ejecutivo de ese territorio.
 
Arrastrando efigies del impopular líder respaldado por Pekín y de varios de sus ministros, algunos en la multitud pidieron la renuncia del gobierno.
 
Los organizadores esperaban que unas 50.000 personas convergieran en el centro de la ciudad para una vigilia a la luz de las velas, una semana después de que medio millón de manifestantes tomaran las calles para condenar el proyecto de ley.
 
Fue la mayor manifestación en la ciudad desde la matanza de la Plaza de Tiananmen, en 1989, en China continental.
 
El extendido malestar sobre el proyecto de ley de seguridad del jefe del ejecutivo, Tung Chee-hwa, y su fracaso en revitalizar la agonizante economía han desembocado en la mayor crisis política de Hong Kong en varios años.
 
Aunque el lunes Tung accedió de manera renuente a posponer el proyecto de ley para someterlo a más consultas públicas, la frustración con su gobierno en los últimos seis años ha llegado a un punto de ebullición. Muchas personas han perdido la fe en su capacidad para gobernar.
 
En un encuentro con la prensa, arreglado en el último minuto antes del inicio de la protesta, Tung prometió escuchar más a la población, pero rechazó preguntas de los periodistas.
 
"Responderemos a las aspiraciones de nuestros ciudadanos y tomaremos acciones para calmar la insatisfacción pública y mejorar la efectividad del gobierno", señaló.
 
"Nuestra meta es clara, es volver a ganar el apoyo y confianza de la gente", señaló.
 
Algunos de los que se congregaron en las afueras del edificio legislativo eran miembros del grupo espiritual Falun Gong, proscrito en China pero aún legal en Hong Kong.    
 
El gobierno cedió el sábado ante la presión pública y retiró una cláusula en el proyecto de ley de subversión que le habría permitido prohibir grupos proscritos en China continental.
 
Sus críticos dicen que la legislación representa la mayor amenaza a los derechos civiles desde que la ex colonia británica fue devuelta al gobierno chino en 1997, y podría conducir a más interferencia de Pekín en los asuntos de Hong Kong.
 
En Hong Kong han aumentado los pedidos de que Tung renuncie o al menos despida a algunos de sus ministros. Algunos analistas consideran que toda la estructura ministerial del gobierno debe ser reexaminada porque no refleja las preocupaciones populares.
 
La Constitución de Hong Kong exige que se implemente una ley de subversión, que Pekín quiere sea aprobada lo antes posible a fin de impedir que fuerzas hostiles usen el territorio para subvertir a China continental.
 
Los organizadores de la vigilia quieren que la ley sea aprobada sólo después de que se establezca el sufragio universal en Hong Kong y el pueblo pueda elegir a sus propios líderes.
 
La Constitución de Hong Kong permite el sufragio universal después del 2007, pero el gobierno se niega a abrir el tema para debate.