Detrás de la humildad de un grande que no llega al metro setenta de estatura (sin contar los centímetros de la famosa nariz), se esconde una de las figuras más respetadas en Hollywood. Y resulta un inmenso honor disfrutarlo frente al grabador; para hablar sobre los irreconocibles 65 años, la fiel familia numerosa y el orgullo de ser abuelo; además de recordar las huellas que dejó en el mundo del cine (incluyendo tres nuevas películas en camino), con tantas anécdotas que solo él, puede contar.

Pregunta: ¿Conserva las mismas ambiciones a pesar del paso del tiempo? ¿Siente que ya no necesita comprobar lo bueno que es como actor?
Respuesta: Yo estoy del otro lado del túnel. Puedo ver las cosas desde el final, con otros ojos. Pero me gusta decir que veo a mi trabajo como el Segundo Acto. Siempre se puede mejorar. Mi amigo Bobby (Robert) Duvall tiene unos años más que yo, creo que 72. Y él dice que está en el capítulo final. Jack Nicholson lo llama auto mutilación . Yo sé que me estoy poniendo viejo. ¿Pero qué voy a hacer? ¿Voy a pretender que no lo estoy? Tengo 65 años y le agradezco a Dios que todavía tengo acné, porque significa que conservo un alto nivel de testosterona. Para decirlo modestamente, siempre odié el acné, pero ahora le pido a los granitos que por favor se queden conmigo... A esta altura ya no puedo mentir y la gente sabe cuantos años tengo. También me gustaría recibir el descuento que dan en el cine a la gente de mi edad, porque habiendo trabajado más de 30 años como actor, supe lo que significa estar quebrado.

Publicidad

Pero no me atrevo a decir la palabra jubilado . Cuando lo remarcan es como si me dijeran "Estas más cerca que yo", pero la verdad es que suena bien acercarme finalmente a lo inevitable (ríe).

P: ¿A pesar de la edad, se da cuenta del poder que tiene en Hollywood, donde algunas películas sin Dustin Hoffman a lo mejor jamás llegarían al cine?
R: Honestamente, no creo que hoy, mi nombre ayude a financiar una película. Me parece que el sistema en que se producen las películas es muy mecánico. Miran en una caja o una computadora y calculan lo que pueden recaudar con algunas fotos. Es lo que determina el valor que alguien tiene en las recaudaciones. El prestigio de una carrera como actor, no influye. Solamente hay un puñado de actores que pueden conseguir fondos para financiar hasta la guía telefónica. Como Julia Roberts o Tom Cruise. Es un grupo muy selecto, que asegura que los chicos van a ir a verlos en una película, el primer fin de semana. Ese parece ser el juego de Hollywood, hoy. No creo que yo tenga que ver demasiado en ese tema.

Publicidad

P: ¿Aunque no se sienta poderoso, le gusta que la gente lo admire?
R: Seguro. Todos tenemos gente a quien admiramos. Mis ídolos siempre fueron pintores. También escritores y directores que me permitieron alterar mi persona desde un personaje. ¿Conoces el poeta Stanley Kunitz? Es la clase de gente poderosa, para mí.

P: ¿Admira algún actor en particular?
R: Cuando recién empezaba, todos mirábamos como ejemplo a Brando, Brando y Brando. Él cambió la cara de la actuación. Lo llevó a un nivel jamás visto. Impuso naturalidad. Creo que fue el primer actor en imponer masculinidad con feminismo. Rompió el mito del hombre que se veía en cine. En On the waterfront, él se puso un guante de mujer, el de Eva Marie Saint. Nadie más se hubiese atrevido a algo así, en aquel entonces. En los años 50, los actores todavía tenían que esconder que eran gay.

P: ¿Le parece que hoy, los actores ya no esconden que son gay?
R: Supongo que algunos sí, tampoco salí a hacer una encuesta, pero hoy no es necesario esconderlo. La gente elige sus propias razones, pero en esa época era diferente.
Había un sistema en los estudios de cine donde te decían lo que tenías que hacer. Te cambiaban el nombre, te arreglaban la nariz o te casaban.

P: ¿Hay alguna película en particular que lo motivó a seguir la carrera profesional de actor?
R: La verdad es que yo no quería ser actor. Quería ser pianista. Por eso me gustaba ir al cine a ver las películas sobre músicos.
En el caso de Humoresque  fue una película que me inspiró, con John Garfield tocando el violín...

P: ¿Cómo fue que se decidió por la actuación, si realmente no quería ser actor?
R: Me estaba yendo muy mal en la preparatoria para la Universidad. Necesitaba tres créditos y alguien me dijo que tomara la clase de actuación "porque nadie fracasa". Así empecé.

P: ¿Cuántos hijos tiene en total?
R: Seis. Conmigo viven dos. Max recién se gradúa de la escuela secundaria. Y Allie tiene 15 años; todavía le quedan dos años para traernos problemas (ríe).

P: ¿Alguno sigue el camino del padre, como actor?
R: Ninguno quiere actuar. Hay dos que están en la universidad y Jake se graduó en la Universidad de Nueva York, en cine. Y seguramente va a seguir como director. Una de mis hijas, tiene 32 y es escritora. Otra, que está en la universidad, pinta. También tengo una hija de 35 años que vive en Europa y me convirtió en abuelo, me guste o no me guste (se ríe).

P:  Al principio, comentó que conoce lo que significa estar quebrado, pero no recuerdo ningún período de grandes fracasos en su carrera ¿A qué época se refiere?
R: Hasta los 30 años jamás llegué a ganar más de $ 3 mil mensuales. En 1958 pedía el sueldo de desempleado. Eran $ 50 máximo por semana que te daban. Así que yo trabajaba por 20 semanas y pedía otras 26 de desempleo.

Justamente había cumplido los 30, cuando Dustin Hoffman protagonizó la película El Graduado con un sueldo de apenas $ 17 mil, pero con la primer nominación al Oscar subió el salario a los $ 250 mil con Midnight Cowboy  y pasó la barrera del millón, cuando con Papillón cobró $ 1 250 mil.
Martin Scorcese le había tocado la puerta antes de llamar a De Niro para protagonizar Taxi driver. Hasta Francis Ford Coppolla lo consideró para el papel de Michael Corleone. Pero Dustin Hoffman estampó su propio nombre en otras memorables películas como Kramer vs Kramer; Tootsie; La muerte de un viajante; Rain man; Dick Tracy; Héroe o Wag the dog,  entre otros éxitos.
 
P: ¿Qué lo lleva a decidirse por una película en particular?

R: Cambié bastante. Ahora que puedo mirar para atrás, me arrepiento de haber rechazado películas que tendría que haber aceptado. Pero me tomó bastante tiempo darme cuenta que el guión no me importa tanto. No hay forma de saber lo que funciona realmente en el cine, porque siempre hay algo para criticar. Así que me dejo llevar por el instinto. Por supuesto, no hago una película si siento que es ofensiva o básicamente tiene violencia gratuita. Pero por ejemplo, con la película Confidence yo solo quería trabajar con Jaime Foley porque me había gustado la película Glengarry Glen Ross que había dirigido con Jack Lemmon y Al Pacino.

P: ¿Le llevó bastante tiempo prepararse para filmar Rain Man?
R: Sí. Busqué todo lo que podía encontrar sobre el autismo y Síndrome de Down. Me reuní con padres y fui a hospitales. Me pareció fascinante. Pero no yo no elegí investigar tanto tiempo. No podíamos empezar porque los estudios se pasaban rechazando la película.