Alfredo Galán, el ex militar que confesó ser el Asesino de la baraja, reconoció en su primera declaración ante la Policía que cometió los seis crímenes que se le atribuyen y declaró que compró el arma con la que mató a sus víctimas, una pistola Tokarev del calibre 762, en Mostar (Bosnia).

Entre sus víctimas se encuentra un ciudadano ecuatoriano, de 27 años, quien resultó herido con un disparo en el rostro, el 7 de marzo pasado. Junto a él fue hallado un dos de copas. El primero fue un español, a quien se encontró con un tiro en la cara, el 5 de febrero del 2003, y con el as de copas. El tres y cuatro de copas correspondió a una pareja de rumanos también muertos a balazos, el 18 de marzo de ese mismo año.

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Las últimas víctimas fueron el portero de una finca, una mujer de 60 años y un joven de 17, mientras que otra persona resultó herida.

Fuentes de la investigación precisaron que en compañía de su hermano Miguel Ángel, el supuesto asesino, quien participó en misiones del Ejército español en Bosnia, se trasladó a las dependencias de la Policía local y dijo a los agentes que él era el asesino.

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A pesar de que en un primer momento se indicó que Galán había tirado la pistola en un vertedero, las fuentes precisaron que en su declaración apuntó que la había arrojado en un contenedor de basura, y aún no ha sido encontrada.

Galán explicó a los agentes que adquirió en Mostar la pistola Tokarev con la que supuestamente atacó a sus víctimas, aunque no concretó la fecha de algunos crímenes.

Confesó que en marzo atacó en la localidad madrileña de Tres Cantos a una pareja que aparentaba ser extranjera y decidió disparar en la cara al joven, de nacionalidad ecuatoriana, al que creyó que había matado, y acto seguido intentó hacerlo contra la chica que le acompañaba, también ecuatoriana, pero se le encasquilló el arma.