Un partido disputado el pasado fin de semana por dos clubes de fútbol de la Segunda división rusa (0-0), se convirtió en un escándalo tras las denuncias del equipo visitante de que el árbitro "estaba borracho como una cuba".
Según publicó hoy diario Sport-Express, los hechos ocurrieron el pasado sábado en la ciudad de Lujovitsi, en la provincia de Moscú, donde el Spartak local se enfrentó al Saliut-Energía, de la ciudad de Bélgorod -centro-.
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Al término del encuentro los directivos del Bélgorod dejaron constancia en el protocolo oficial del encuentro de que el árbitro moscovita Konstantín Kirílov "estaba en estado de embriaguez, se desplazaba por el campo con dificultad y era incapaz de hilar dos palabras".
Los visitantes también se quejaron de que el árbitro de 30 años anuló inexplicablemente un gol anotado en toda ley en la segunda mitad por el Saliut-Energía.
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Al final del partido, los directivos del equipo de Bélgorod pidieron someter a Kirílov a un examen médico, pero la policía respondió que ello era posible con el acuerdo del propio árbitro, quien se encerró en el vestuario y no quiso abrir la puerta.
El Colegio de Árbitros rusos, que al final de cada partido evalúa la actuación de los jueces según una escala de diez puntos, calificó a Kirílov con un 7,3 y a los dos jueces de línea con un 9,0
En septiembre 1999 un árbitro ruso fue castigado con cinco meses de suspensión por estar borracho el día anterior al partido de la Copa de la UEFA que debía pitar entre el Hapoel Haifa israelí y el Brujas Belga.