Los líderes de doce países emergentes o en desarrollo, como China, Brasil y México, podrán exponer sus posiciones en la cumbre del G8, invitados por Francia, que hace de la ayuda al desarrollo una prioridad de su presidencia del grupo.
Aunque en otras cumbres de los siete países más industrializados y Rusia (G8) -en Japón, Italia y Canadá-, dirigentes africanos se reunieron con sus colegas de las principales potencias, el "diálogo ampliado" del próximo domingo en Evian (Francia) no tiene precedentes.
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A tono con su énfasis en el "diálogo" y su defensa del multilateralismo y de un mundo multipolar, el anfitrión de la cita de Evian y jefe de Estado francés, Jacques Chirac, ha invitado a los presidentes de Brasil, México, China, Egipto, Argelia, Nigeria, Senegal y Sudáfrica, al rey de Marruecos, a los primeros ministros de Malasia y la India, y al príncipe heredero de Arabia Saudí.
Malasia ocupa la presidencia de turno del movimiento no alineado y Marruecos la del G-77 (que agrupa a 133 países en desarrollo).
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Los líderes africanos pilotan la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD) y, tras la sesión colectiva, cenarán con los del G8 para refrendar el seguimiento del plan de acción para el continente acordado el año pasado en la cumbre de Kananaskis (Canadá), así como un proyecto de fuerza africana de mantenimiento de la paz.
Al diálogo "ampliado" -un almuerzo seguido de una sesión de trabajo bajo el lema de "crecimiento y cooperación internacional"- acudirán también los responsables de la ONU, Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio (OMC), y el presidente de Suiza, dada la proximidad de Evian con ese país.
Todos los socios de Francia en el G8 (EE.UU., Japón, Canadá, Alemania, Reino Unido, Italia y Rusia), y los presidentes de la Comisión Europea y de turno de la UE, también presentes, aplaudieron la idea de esa reunión informal, y todos los invitados aceptaron, indicó el Elíseo, al señalar que fueron invitaciones "personales" en las que se intentó respetar criterios geográficos.
Los países del "diálogo ampliado" representan entre el 70 y el 80 por ciento de la población y del Producto Interior Bruto mundial.
Los doce países invitados son "representativos de los grandes equilibrios del mundo", agregó la portavoz de Chirac, y recalcó que las soluciones que pueda aportar el G8 a los grandes "desafíos" del planeta tendrán un impacto fuera de sus propios miembros.
El desarrollo en sus distintas facetas, el comercio, las crisis financieras, la sanidad, etc, podrán ser expresados libremente por los participantes, señaló.
Esas cuestiones, en particular el comercio y las ayudas agrícolas, suscitan divergencias entre los ocho grandes pero también entre el mundo rico y el mundo en desarrollo.
Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y México, Vicente Fox, que han recibido de la reciente cumbre del Grupo de Río el mandato de representar a toda Latinoamérica, según este último, abogarán por el acceso a los mercados y la eliminación de las subvenciones agrícolas, así como por una fórmula de crédito para impulsar las inversiones.
Fox, que aprovechará su estancia en Evian para reunirse a título bilateral con los dirigentes de Francia, Rusia, la India y probablemente China, propondrá que México sea invitado de forma "permanente" al G8 porque "somos la novena economía mundial".
Crecimiento contra terrorismo
El presidente de Brasil abogará en Evian por crear un fondo global contra el hambre en el mundo, que sería financiado con un gravamen sobre las ventas de armas; y otro de inversiones a favor de la integración y las infraestructuras en Latinoamérica.
"Después de 50 años de guerra fría y una década de neoliberalismo, marcada por los ajustes fiscales preconizados por el FMI, hay que darse cuenta de que no hay más solución viable que una nueva dinámica de inversiones", subrayó Lula da Silva.
Fomentar el crecimiento en los países en desarrollo, dijo, es la "mejor manera de combatir el terrorismo, el contrabando, el narcotráfico y el crimen organizado".
En la cumbre del G8, Francia espera que se acuerde una estrategia para cumplir los objetivos de las cumbres del Milenio y de Johannesburgo de reducir a la mitad para 2015 el número de personas que no tienen acceso al agua potable y al saneamiento.
Eso exige duplicar la ayuda al desarrollo, que ahora es de unos 50.000 millones de dólares al año.
En sanidad, Europa afronta el reto de igualar los 1.000 millones de dólares anuales durante cinco años prometidos por EE.UU. al Fondo Mundial contra el sida (que necesita 10.000 millones anuales).
Sobre el acceso de los países pobres a medicamentos a precios bajos -que divide a EEUU y Europa-, sólo se espera "un acuerdo para ponerse de acuerdo" en la conferencia de la OMC, en Cancún (México) en septiembre próximo.