Una polémica estalló ayer luego que el presidente Eduardo Duhalde firmó los indultos al ex militar golpista de ultraderecha Mohamed Alí Seineldín y al antiguo jefe guerrillero de extrema izquierda Enrique Gorriarán Merlo, ambos condenados a prisión perpetua.
Sí, ya los firmó, afirmó el portavoz del gobierno, Luis Verdi. Duhalde presentó la medida como un acto pacificador, “al haberse superado la etapa de violencia de la que los dos indultados participaron”. Sus críticos, en cambio, sostienen que los indultos significan una peligrosa intromisión política en la administración de justicia.
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Los perdonados
El ex coronel Seineldín, de 68 años, fue jefe de los militares nacionalistas carapintada, que protagonizaron cuatro fallidos golpes de estado entre 1986 y 1990 contra los ex presidentes constitucionales Raúl Alfonsín y Carlos Saúl Menem.
El otro indultado es Gorriarán, de 62 años, uno de los pocos líderes sobrevivientes del disuelto Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), organización armada de ultraizquierda que actuó en la década del 70.
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Gorriarán fue condenado por encabezar el sangriento intento de un grupo armado por ocupar un regimiento del ejército en enero de 1989. En 1980 comandó al grupo multinacional que asesinó en Paraguay al ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza.
Los indultos fueron criticados por Néstor Kirchner, quien asumirá la Jefatura del Estado a partir del domingo. “No estoy de acuerdo”, dijo en la mañana el futuro mandatario al ser informado por los periodistas de que era inminente la firma de un decreto de indulto o de conmutación de penas que beneficiaría a dos condenados a prisión perpetua. “Mi posición (con respecto a los indultos) no ha variado”, subrayó Kirchner.