Cuando el médico con voz trágica dice: “A partir de ahora tiene que comer sano, le voy a dar esta dieta...” se siente un vacío de terror en el estómago. “¡Oh no, adiós fritada, compañera de mi vida!”.
La evidencia de que lo más rico es lo más dañino duele, sobre todo cuando el organismo, cansado de recibir grasa y toxinas, decide protestar y hay que hacerse vegetariano para salvar el pellejo.
Sin embargo, los clientes de los restaurantes vegetarianos de Guayaquil son muy normales. No se los ve frustrados, amargados o suspirando por el querido caldo de manguera que no volverá.
Devoran con apetito contagioso una fritada de carne vegetal, un increíble pastel de camote, un cebichito de zuchinni con queso de soya, col morada preparada en vino, arroz integral con ajonjolí, bistec vegetal con cebolla perla.
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Huele a carne de verdad.
Jerry Duplaá, dueño del restaurante Govinda, dice que es cuestión de sazón y condimentos, que la carne frita sin aderezos no sabe a nada. Dudo. Pero llega el plato con un estofado aromático, tentador y se hace creíble eso de que no hay diferencia.
No todos sus clientes son vegetarianos, es más, según Jerry, solo el 30% lo es. El resto, tan omnívoros como cualquiera, son gente con ganas de perder unas libras, comer sano o volver livianos al trabajo.
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En el restaurante Hare Krishna, dos maceteros-elefantitos en la entrada anticipan el ambiente hindú que hay adentro. Incienso, talismanes, esencias, música que recuerda al Taj Mahal y a las mujeres con puntitos en la frente.
La carta allí es sorprendente. Se puede comer paella, hot dog, hamburguesa o lomo saltado. Claro, la carne es de trigo y se llama gluten. No suena tan apetitoso, pero seguramente a los vegetarianos oír carne de vaca tampoco les hace agua la boca.
La clientela es heterogénea; una norteamericana que trabaja como voluntaria en el país saborea gustosa la sopa de vegetales. Está también la hija de una pareja de argentinos Hare Krishna que vino al país a probar suerte.
Ellos se llaman a sí mismos Sarkantiprema (Soy sirvienta de la que tiene poderes místicos, muy esotérica, de buena presencia y belleza) y Mahaprabhu (Gran maestro), aunque sus nombres son Miguel Perno y Sandra Segué.
El almuerzo completo (con leche de soya y una especie de puré que se ve muy apetitoso de postre) lo disfruta también René Cueva, médico veterinario que no tiene nombre sagrado porque lo que lleva (o no) a su boca no tiene que ver con religión, sino con salud.
Él tiene claro algo: “El animal es más rico”, pero tuvo que decir adiós a los placeres de la carne por el colesterol, los triglicéridos, el ácido úrico y los otros jinetes del Apocalipsis que arruinan el delicioso e inconsciente consumo de frituras y comida chatarra.
Chaulafán, tallarín, rollitos primavera y otras delicias orientales no están prohibidos para los vegetarianos (tiempo completo o parcial), porque en el local del taiwanés Antonio Wu-Cheng, que se llama nada más Restaurante Vegetariano, hay todas esas comidas de los chifas sin que algún animal haya pasado por la olla.
Él asegura, como Guillermo Rodas, el chef del restaurante Hare Krishna, que el éxito son los condimentos. Curry, salsa de soya, ajo, jengibre, apio, tomillo... Sabores sobre el gluten que transforman vegetales procesados en morcilla, mondongo, jamón o lomo fino.
Otra taiwanesa que ofrece tentaciones que nada tienen que ver con la carne es Ling Hung Shu Chiu, dueña del restaurante Guan in Zhai.
El ambiente de su local es confortable, está al aire libre y decorado con globos chinos. Lo primero que ofrece es un vaso con leche de soya y canela. Luego viene la sopa y de segundo plato una exótica y colorida (deliciosa) mezcla de verduras en salsa agridulce, carne de soya, arroz integral y unos rollos de algas con trigo. Allí José Noboa almuerza varias veces a la semana. No extraña ser carnívoro ante el plato humeante que le sirven.
Los vegetarianos dicen que llevan una alimentación inteligente. Entonces, la próxima vez que el doctor lance la sentencia: “Hay que comer sano”, quedará la afortunada posibilidad de ir a estos restaurantes y devorar sin remordimiento una fritada inteligente.
Sitios
Govinda
Víctor Manuel Rendón 445 y Baquerizo Moreno.
Vegetariano
Luis Urdaneta 1014.
Hare Krishna
Primero de Mayo y Seis de Marzo (esquina).
Guan in zhai
El Oro 802 entre Noguchi y Lorenzo de Garaycoa.
Maranatha
Quisquís 214 y Rumichaca.