La ceguera era un problema mínimo para Hernán Manosalvas cuando de seguir las incidencias del fútbol se trataba. Dos audífonos eran sus compañeros inseparables.
Con ellos era feliz Hernán Manosalvas. Cuando los usaba sabía lo que sucedía. Quién arrastraba la marca, el pelotazo o los goles que hacía su querida Liga Deportiva Universitaria de Quito.
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Su mente era un archivador de nombres, recuerdos, voces... por eso vivía con más pasión el fútbol, en su mundo virtual. Pero solo pudo vivir 36 años, porque un cáncer que empezó en la zona pélvica de su cuerpo se extendió -sin que nadie se lo diagnosticara- hasta que invadió su cerebro.
Así feneció la prodigiosa memoria de Manosalvas, el que era capaz de recordar los goles del Apache, Alcides de Oliveira, de 1984, y saltarse con la misma lucidez a la época de la gloria del bicampeonato albo de 1998 y 1999.
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Cuando tenía 17 años fue a su primer partido de fútbol. Lo llevó su hermano Édgar, un apasionado de Liga. Era la despedida de Polo Carrera, el 3 de febrero de 1984, contra el Grasshooper, de Suiza. Ahí le llegó el hechizo del fútbol, por las barras, por la pasión.
Desde ahí empezó a jugar fútbol con sus amigos discapacitados. Una pelota con cascabeles le daba la oportunidad de revivir en su mente los partidos de Liga. Mientras tanto, aprendía portugués en el Centro de Estudios Brasileros.
Su pasión llegó a concretar un anhelo de sus amigos de la preferencia norte: fundar una barra bullanguera, que cantara los 90 minutos. Así se formaron Los Cocodrilos.
Tampoco se olvidó de sus amigos invidentes. Estudió radio en AER (Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión) para hacer programas y dedicarles espacios con información y datos que ellos necesitaban.
Hernán Manosalvas era capaz de tomar un autobús e irse a Cuenca o a Ibarra. Sin compañía. Con su camiseta blanca y la voluntad inquebrantable de apoyar a su equipo. También tenía un sexto sentido.
En 1984, pronosticó que Liga le ganaría 10-0 al Deportivo Quevedo en el Atahualpa. Y este año, cuando su enfermedad había avanzado irremediablemente, también dijo que LDU (Q) ganaría en casa frente a Barcelona.
Por eso fue al estadio en silla de ruedas. Recreó el fútbol en su mente y lloró con el gol de Luis Zambrano. Para el partido contra Deportivo Quito ya no le alcanzaron las fuerzas, no habló ni dio un marcador.
Muy enfermo, se enteró de la derrota más cruel de su equipo. Estaba seguro de que hoy iría de nuevo al Atahualpa.
También de que lloraría otra vez con un nuevo triunfo de su equipo. Solo quería vivir un triunfo liguista en el clásico contra los chullas. Pero el pitazo final llegó antes de cumplir su último deseo, en el hospital de enfermos incurables. Y se fue con el deseo de ver siempre a su Liga ganadora.
PERSONAL
Celio Hernán Manosalvas
Nació: 2-10-67 en Quito.
Falleció: 2 de mayo del 2003.
Familia: No estaba casado, pero vivió con sus padres, Luciano Manosalvas y Blanca Castro.
Trabajó en: Las radios Cristal y El Sol. Fue secretario de la Federación Ecuatoriana de Ciegos.