Caminando sobre tablas que crujen, en el segundo piso de una vetusta casa de la calle Arenas (sede de la Unión General de Trabajadores del Ecuador-UGTE, en el centro norte), unos doce sindicalistas conversan pausadamente. En un cuarto permanecen pintadas cinco pancartas de tela roja con letras blancas. Viva el Día del Trabajo, dice en una de ellas. ¿Y dónde está el frenético movimiento que había el día previo a la marcha del 1 de Mayo?