Pocas personas dieron importancia a la decisión del gobierno italiano de definir el año pasado los colores exactos de la "tricolor", la bandera nacional verde, roja y blanca.
Sin embargo, la modificación ha originado agitación en los últimos dos días una vez que la oficina del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, comenzó a ondear la nueva bandera, de un verde más intenso, un rojo más brillante y un blanco marfil.
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"Es un verdadero golpe de estado cromático", dijo Alfonso Pecoraro Scanio, presidente del Partido de los Verdes, que ha pedido un referéndum para decidir los "verdaderos colores" de la bandera, cuya historia se remonta al siglo XVIII.
Los líderes de la oposición argumentan que la nueva versión con sus "colores de diseño" es un ataque a la bandera tradicional, de colores más matizados.
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Sin embargo, la mayoría de los italianos que pasaron por las oficinas del primer ministro, en el centro de Roma, se encogieron de hombros ante el cambio.
"No es fea, aunque el rojo es un poco más oscuro (...) no me importa, es como mi bandera", indicó un ciudadano.