El consumo de agua potable, a partir de la purificación de los ríos de nuestro Litoral, debería ser una política de Estado permanente, de los ministerios de Bienestar Social, Medio Ambiente, y municipios, para eliminar la insalubridad y acelerar el proceso urbanístico e industrial.

Las plantas de potabilización para pequeñas y medianas comunidades no tienen costo oneroso, son fáciles de instalar y operar.

El río Guayas con sus afluentes Daule y Babahoyo, corren paralelos al puente Rafael Mendoza Avilés, a esa altura la presencia de minerales disueltos totales está en los 200,00 ppm o mgs/lt, valor que cubre los rangos establecidos por la Organización Panamericana de la Salud y el Instituto Ecuatoriano de Normalización, que fijan como límite máximo hasta 1000,00 ppm, para consumo humano.

Publicidad

Durante un año (1988-1989) monitoreamos la calidad de las aguas de los ríos Daule y Babahoyo. Estas reúnen similares características químicas para su potabilización, como acontece con nuestro líquido vital que toma como fuente natural el río Daule.

Entonces, ¿por qué el agua del Babahoyo no se potabiliza? No es salina y no corre ningún riesgo para la salud.

La solución más efectiva para dotar de agua potable durante todo el día al cantón Durán y sus zonas de influencia, será la captación y potabilización del agua del Babahoyo, por sus múltiples beneficios: la producción diaria sería de 200.000 a 300.000 metros cúbicos; la fuente, la planta, los reservorios y los usuarios se encuentran in situ; habría menor cantidad de sedimentos en las piletas; se ahorraría el 70% del uso de clarificante químico y desinfectante; la población consumiría agua potable de conformidad con las normas de salud pública; etcétera.
Dr. Aurelio Mosquera C.
Guayaquil