Brasileño anotó segundo gol en clásico el domingo pasado.

Cuando el brasileño Rodrigo Teixeira llegó al Ecuador para jugar en Esmeraldas Petrolero de la serie B (en el 2002) no imaginó saltar tan rápido a un equipo grande como Barcelona. Estaba en sus planes, admite, pero no en un plazo tan inmediato.

Aunque ahora goza de los elogios de los hinchas, quienes lo reconocen en la cancha, no todo fue feliz para este futbolista, que nació en un barrio de clase media de Barra Mansa, en Río de Janeiro.

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Su vinculación al ídolo se convirtió en polémica, porque no tenía la aprobación del cuerpo técnico y de Leonardo Bohrer, presidente del club torero (lo fichó el directivo Antonio Noboa).

En carpeta estaban los nombres de otros jugadores extranjeros. Teixeira debía someterse a prueba para quedarse en el club y aquello lo entristeció.

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Sin embargo, su fe pesó más y con la entrega que lo ha caracterizado en las ocasiones que le tocó jugar, empezó a ganarse poco a poco un puesto en el equipo.

Muchos especialistas del fútbol opinan que debe hacer dupla con Ariel Graziani, el goleador de Barcelona y del campeonato.

“No tengo ningún compañero ideal de ataque. Con todos me entiendo bien”, responde el espigado brasileño con una amplia sonrisa, mientras contesta una llamada telefónica por su celular.

En las últimas horas aquel aparato ha sonado insistentemente, algunos para felicitarlo, otros para entrevistarlo.

A Teixeira no le molesta que lo llamen (es parte de su trabajo, reflexiona), le emociona que lo reconozcan en la calle, pero no se considera un tipo famoso, menos un ídolo.

Sus vecinos y los guardias de la calle Séptima en la ciudadela Kennedy, donde reside, lo consideran un tipo muy sociable.

Aunque ya se le pegaron algunos términos comunes en Guayaquil como “chévere” y “pilas” (con el acento portugués), extraña mucho a su familia en Brasil y por eso los llama tres veces por semana.
Para distraerse un poco visita el cine o ve por televisión películas de acción.

También la lectura le brinda un poco de tranquilidad después de las agotadoras jornadas de entrenamientos.

Pese a que no es un lector empedernido, entre sus autores consta su compatriota Paulo Coelho.
A veces la nostalgia lo atrapa. Sucede cuando recuerda a sus amigos de Barra Mansa cuando “escapaba” de su tía Geovanna para jugar fútbol sin zapatos.

Ella le inculcó humildad, desde que falleció la madre de Rodrigo cuando él tenía 4 años. Su padre, Geraldo Pereira, tuvo otro compromiso matrimonial.

Sus familiares preferían que Rodrigo optara por otra profesión y por no el fútbol, porque es una actividad muy competitiva.

Teixeira tiene un preuniversitario en la carrera de técnico en administración. Según él es buen alumno, aunque Jason Zambrano, su mejor amigo en Barcelona, le dice “vaguísimo”. Zambrano lo dice de broma, es el padrino de Rodrigo Jr., quien tiene 24 días de nacido, producto de un romance que el brasileño prefiere no revelar.

Teixeira es un tipo agradecido de Dios y de sus amigos, especialmente de Alexander Cipriano, su compatriota y amigo desde hace casi diez años, quien lo trajo al Esmeraldas Petrolero el año pasado. Cipriano dirige a la Liga de Portoviejo.

Teixeira vive su momento feliz en Barcelona, pero sin perder la humildad.

MUY PERSONAL
Rodrigo Teixeira Pereira

Nació:
  el 16 de junio de 1978 en Barra Mansa, Río de Janeiro, Brasil.

Estatura:
1,87 metros

Peso
: 81 kilos (178 libras)

Equipos:
Vasco da Gama (divisiones menores), San Cristóbal en Brasil, Cecihaul (Rumania), Esmeraldas Petrolero y Barcelona (Ecuador).

Padres:
Geraldo Pereira y María Aparecida Teixeira (+).

Hermanos:
  Renata, Anderson, André Luiz (dos últimos son de crianza).