Los fieles llenaron el templo ubicado en la Plaza Colón, al pie del Cerro del Carmen. Muchos se acercaron a la imagen del santo portando velas, para hacer peticiones y también para agradecer por favores concedidos.

El padre Pazmiño resaltó la importancia de este santo, quien solo vivió 69 años pero que demostró una inmensa fuerza espiritual, en tiempos muy complicados para la fe católica.

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Para algunas personas como Argentina Valdez y Lorena Tama, esta era la primera vez que entraban a la iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Ellas dicen no ser devotas de San Vicente Ferrer, pero que la curiosidad por conocer el templo más antiguo de Guayaquil las movió a visitarlo.

Uno de los motivos que las empujó a esta acción es la seguridad. “Ahora se puede venir con confianza, antes esta zona era muy oscura y peligrosa, todo ha cambiado con la inauguración de la plaza”, afirma Lorena.

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La señora Valdez dice que al fin puede apreciar la belleza de esta joya de la época colonial. “Es como si hubiera estado envuelta en un baúl lleno de alacranes y telarañas todos estos años”.

En cambio Mónica Vélez expresa que ella siempre le hace peticiones a San Vicente y le gusta ir a rezar a la iglesia porque siente que le pertenece, pues para ella tiene una importancia especial porque es del barrio.

“Mi madre siempre venía a esta iglesia, desde niña trepaba por los cerros a coger ciruelas y terminaba aquí”.

Muchos de los visitantes aprovecharon su visita para llenar recipientes con agua bendita de la pila que se encuentra en la entrada lateral. Otros, en cambio, se mojaban el cabello y el rostro haciendo la señal de la cruz.