Reputados entes de desarrollo internacional han asistido al país con líneas financieras e instructivos metodológicos similares a los que con eficiencia se usaron en otros países de Latinoamérica.
En esos enunciados teóricos se inscribió el Promsa (Programa de Modernización de los Servicios Agropecuarios), con presupuesto superior a los $ 50 millones, iniciado en 1997 y programado para culminar en el 2002.
Proclamaba desarrollar en nuestros agricultores capacidad empresarial, potencialidad productiva, mentalidad de cambio.
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Con la garantía de que se incrementarían los rendimientos por hectáreas, buscaba convencer al agricultor que aceptara pagar unos “costos de asistencia técnica” fijados por el Promsa y ciertos organismos privados ejecutores, por las interpuestas personas jurídicas o “consultoras”.
Pero desarrollar la mentalidad empresarial encontraba el gran escollo de que los productores no habían obtenido los beneficios ofrecidos de las tecnologías agropecuarias por implementarse con la ejecución del Proteca (Proyecto de Tecnología y Capacidad Agropecuaria), que entre 1992 y 1996 consumió $ 60 millones fracasando en el prometido agrodesarrollo mediante la implementación de tecnologías agropecuarias de eficiencias productivas.
Ing. Agr. César Chávez Onofre
Guayaquil