“Ellos me llamaban cuando necesitaban curar a las personas de las salazones, abandonadas por los maridos, entre otras”, señaló.

Recordó que preparaba, colonias, pero los espiritistas las bautizaban como Luna Llena, Siete Filtros, Arrastradora, Voladora, Coge Marido, Ahuyentadora y Saca Espíritus.

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“El brujo le decía a los clientes, vaya a tal farmacia y compre la colonia tal y el cliente sabía cómo la utilizaría”, manifestó.

El producto lo vendía a 10, 100 y 300 sucres; el 70% era para la farmacia y el 30% para el empírico.

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“Andaba en una mala racha y fui donde un brujo, en la ciudadela El Mamey. Me dijo que me bañara con un monte y luego me rocíe la colonia Luna Llena, que la compre donde Pablo Arias. El olor causó que mi papá me botara de la casa”, recordó Jorge Rojas, un cliente.