Con Basora y Nassiriya bajo control de las tropas de la coalición la incursión a Bagdad se anuncia próxima.
Basora es la segunda ciudad del país y su principal puerto de salida hacia el Golfo Pérsico. En ella hay unos 50 pozos petroleros activos y una de las refinerías más importantes del país.
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Se encuentra a tan solo 560 kilómetros de Bagdad y será el puerto de entrada de las tropas estadounidenses y británicas que apoyarán a las divisiones que se encuentran ya dentro de Iraq.
La coalición no ha ocultado su interés de asegurar la toma de Basora, para proteger los pozos petroleros, que temen pueden ser incendiados por el régimen de Saddam Hussein, en venganza de los ataques.
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Entre los valles de los ríos Tigris y Éufrates, las leyendas bíblicas ubican a Basora cerca al paraíso del Edén, aunque ahora es una región más bien desértica.
Esta ciudad, hoy eminentemente petrolera, también es mencionada en los cuentos asiáticos. Como uno de los puertos más antiguos del Medio Oriente, algunos historiadores aseguran que fue punto de visita frecuente del legendario Simbad, “El Marino”.
Ciudad opositora
La poca resistencia que las fuerzas de la coalición aseguran haber encontrado en su incursión en la ciudad puede deberse al origen étnico-religioso de la mayoría de su población. Como otras ciudades del sur, Basora es de mayoría chíita, una etnia rival a la élite sunita con la que gobierna Hussein.
Chíitas y sunitas son musulmanes. Pero, según la tradición chíita Alí es el sucesor directo del profeta Mahomma, fundador del Islam, lo que es rechazado por los sunitas que lo consideran el tercero de los califas islámicos.
La riqueza petrolera que genera le es ajena a Basora, pues los escasos bienes que consigue Iraq en el programa “Petróleo por Alimentos” se concentran en la capital.
Además, sus calles aún reflejan los rastros de la represión que el régimen de Hussein ejerció contra la ciudad y sus líderes políticos, durante la rebelión de los chíitas, que intentaron aprovechar la derrota del ejército iraquí en la Guerra del Golfo Pérsico (1991) para exigir su independencia del poder central de Bagdad.
Estados Unidos y Gran Bretaña esperan que los chíitas se sumen a la coalición.