Abuelos y nietos, padres e hijos rodeados de otros miles de jóvenes se reunieron el sábado en la plaza central de la capital chilena para condenar el ataque contra Iraq liderado por Estados Unidos.

 

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Tomados de las manos, unas 5.000 personas entonaron canciones por la paz, las que se entremezclaron con destemplados gritos contra el gobierno de Washington, al que acusaron de "genocida e imperialista", y proclamas de boicot a los productos representativos de ese país como hamburguesas y gaseosas.

 

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"Llamamos a no consumir Coca Cola ni Pepsi. No ir a locales de comida rápida como Mc Donalds y Burger King, no comprar gasolinas en Exxon o Texaco", dijo en un discurso leído por uno de los integrantes de la Plataforma por la Paz, una agrupación de varios movimientos sociales del país unidos contra la guerra.

 

Pese a que Chile está a unos 20.000 kilómetros del conflicto, lo ha sentido casi como propio, después que el país, que ocupa un lugar rotativo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se opuso a una acción bélica contra Iraq que no tuviera el consenso de la ONU.

 

El presidente chileno, Ricardo Lagos, ha lamentado una y otra vez que las hostilidades comenzaran pese a los intentos del Consejo de Seguridad por desarmar al líder iraquí, Saddam Hussein, por la vía diplomática.

 

A tal punto ha llegado la sintonía del país sudamericano con el conflicto que incluso en los informes meteorológicos de la televisión se da a conocer el pronóstico del tiempo en Iraq, después de una hora de noticiario que en casi un 80 por ciento habla únicamente de la guerra. 
  

 

QUEMAN AL TÍO SAM

 

La protesta, que más semejaba un colorido mosaico de banderas y carteles tenía, según sus organizadores, el objetivo de demostrar que los chilenos de todas las edades, razas e ideologías están por la solución pacífica de los conflictos.

 

"Este es un movimiento mundial que busca unirnos para hacer este mundo más vivible y evitar guerras en nombre del dinero. Esto no es una manifestación a favor de Saddam. Acá dudo que alguien esté a favor de Saddam", comentó Marcelo de 30 años, un abogado que vestía una camiseta con la bandera iraquí.

 

Junto a él, una anciana de 75 años acompañada de su hija y su nieta pedía a Dios el fin de los bombardeos a Bagdad y las demás ciudades de Iraq, pues sus pensamientos estaban en los civiles que pueden morir.

 

Hasta ahora, el gobierno de Hussein ha informado que son cientos los heridos por la ofensiva, aunque no se han dado a conocer oficialmente número de fallecidos. Sólo se conocen bajas entre militares aliados y periodistas.

 

"Quiero protestar contra la guerra de alma, de corazón. Están matando gente, la vida es una y tenemos que vivirla hasta que la naturaleza nos lleve", comentó la abuela Betsabé Jiménez.

 

Un niño, con un cartel colgado al cuello que decía: "Bush,  estás matando mi futuro" acompañaba a su madre, manchada de pintura roja que simulaba sangre, quien las emprendía contra el mandatario estadounidense, al que culpaba de iniciar un conflicto bélico sin justificación.

 

La protesta concluyó sin detenidos minutos después de que un grupo quemara una bandera de Estados Unidos y un muñeco que simulaba ser el famoso ícono norteamericano, el "Tío Sam".