El Pentágono anunció este viernes que ha lanzado sobre Bagdad su bombardeo masivo, que busca eliminar la capacidad de respuesta del régimen iraquí y quitar las ganas de combatir a las tropas de ese país.
La operación está destinada, según la descripción de Washington, a causar "conmoción y pavor" entre autoridades y soldados iraquíes, y prevé el lanzamiento de hasta 3.000 bombas dirigidas y misiles de crucero sobre emplazamientos escogidos.
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Después de que los bombardeos de los dos primeros días de campaña fueron muy limitados, el Pentágono lanzó finalmente el prometido bombardeo masivo, con cientos de misiones por parte de bombarderos y cazabombarderos, indicaron fuentes militares estadounidenses.
Entre los aparatos que participan figuran los superbombarderos B-52 y B-2, de largo radio de acción.
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El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Richard Myers, ofrecerán una conferencia de prensa a las 18h30 GMT para explicar los últimos detalles de la marcha de las operaciones.
Otras fuentes añadieron que posiblemente la intensidad del ataque sea menor de la planeada inicialmente sobre las unidades militares iraquíes, ya que con los jefes de muchas de ellas se están llevando a cabo conversaciones secretas para su rendición.
Explicaron que se decidió lanzar esta fase más intensa del ataque tras la intensificación de la resistencia en algunos puntos, lo que podría indicar que el alto mando militar sigue manteniendo el control operativos de varias de sus unidades.
Donald Rumsfeld, dijo este jueves que el bombardeo masivo sería fácilmente reconocible por su intensidad, tal vez en un intento de amedrentar a los jefes militares iraquíes.
"Lo que va a seguir no será una repetición de cualquier otro conflicto. Será de una fuerza y una escala y un alcance más allá de cualquier cosa que se haya visto hasta ahora", afirmó el jefe del Pentágono.
Simultáneamente al anuncio del Pentágono, comenzó a escucharse un gran número de explosiones en el centro y las afueras de Bagdad, que sufre hoy el tercer bombardeo consecutivo desde que comenzó la guerra en la madrugada del jueves.
Por primera vez desde el comienzo de la ofensiva, se escucharon en Bagdad explosiones de misiles antes de que sonaran las alarmas antiaéreas, lo que indica que las defensas iraquíes fueron incapaces de detectar el nuevo ataque.
Dos densas columnas de humo se pueden observar en la zona de Raduaniye, en el suroeste de Badad, donde se encuentra ubicado uno de los palacios del presidente iraquí, Sadam Husein, según pudo observar el corresponsal de EFE en la capital iraquí.
Se registraron además explosiones en las ciudades de Mosul y Kirkuk, en el norte de Irak, según diversas fuentes, que confirmaron también que las tropas aliadas tomaron Basora, en el sur.
Los misiles de crucero son lanzados desde submarinos y buques de superficies británicos y estadounidenses, pero también desde los grandes bombarderos B-52 y B-2.
Las bombas dirigidas pueden ser lanzadas desde una amplia gama de aviones de ambos países, F-16, F-15, F-18, F-111 y F-117 estadounidenses, así como los Tornado británicos.